Aranburu ha señalado que este 1º de mayo será «totalmente atípico» porque no podrán salir a manifestarse «de forma normalizada» pero han convocado caravanas de coches porque «es un día para salir a la calle», para «la reivindicación para remarcar el orgullo de clase».
La dirigente de LAB ha señalado que el derecho de manifestación «no está suspendido» y ha criticado que en Navarra se haya prohibido la movilización prevista y lo recurrirán porque considera que es un «ataque contra la libertades políticas y sindicales».
Aranburu ha indicado que la crisis sanitaria que se está viviendo hay que enmarcarla en una sistémica «más general» y la crisis social de la que se viene «es muy importante» porque «las políticas de austeridad» desarrolladas han supuesto «precarización laboral y social».
La dirigente de LAB cree que las medidas que se están adoptando responden a los «intereses de las grandes empresas» y las consecuencias
económicas y sociales para «una parte muy importante de la sociedad están siendo brutales».
En este sentido, ha asegurado que, aunque las características de esta crisis son diferentes a la de 2018, «no es aventurado decir» que, si no se cambian las política neoliberales, las consecuencias seguirán recayendo en la clase trabajadora». Aranburu ha indicado que «no lo van a permitir» y que ese es el «reto» que tienen por delante y el mensaje de su discurso este Primero de Mayo.
RETOMAR LA MOVILIZACIÓN
Ante la destrucción de empleo, ha señalado que se evidencia que el modelo de relaciones laborales y productivo y el mercado laboral en el Estado es «frágil» y se sustenta «en la precariedad laboral y social, en la temporalidad de los contratos». Ello ha hecho, a su juicio, que la destrucción de empleo haya sido «muy grande».
En este sentido, ha apuntado que la previsión «no es buena» y ve «con preocupación el escenario que se avecina», pero también cree que puede suponer una «ventana a la oportunidad» porque los «dogmas» del modelo neoliberal están «cayendo» y hay que transitar a otro modelo que apueste por un «reparto más equitativo de la riqueza» y que lleve a revisar la actual política fiscal.
Aranburu ha apostado por transitar hacia otro modelo que «ponga la vida en el centro», en el que los servicios públicos tengan un «papel fundamental» y se «revise y se reconozca» el sistema de cuidados.
La dirigente de LAB ha asegurado que el capital «se está preparando para la siguiente fase» y cree que los trabajadores también lo tendrán que hacer. Aranburu ha afirmado que ese transito a un nuevo modelo dependerá de la correlación de fuerzas y de la «capacidad de propuesta y lucha».
Tras recordar la huelga general de enero, ha señalado que hay que retomar la senda de la movilización y de la protesta porque «todo no está escrito» y dependerá «mucho de la capacidad de movilización y lucha». «Es el reto que tenemos de aquí en adelante», ha agregado.
Aranburu ha rechazado recurrir a la actual mesa de diálogo social porque solo busca «legitimar las políticas patronales y gubernamentales» y ha indicado que es «antidemocrática» porque una «minoría sindical», en referencia a CC.OO. y UGT, «impone decisiones a una mayoría».
Aranburu, que ha indicado que LAB no se opone al diálogo, ha denunciado que en esta crisis el Gobierno vasco «se ha quitado todas las caretas» y el «momento álgido de la simbiosis y del tándem PNV-Confebask» fue cuando el Ejecutivo central decretó el parón de las actividades no esenciales.
Aranburu ha afirmado que, cuando se estableció el estado de alarma que supuso una «recentralización, una usurpación de competencias y del autogobierno, se ha visto que el PNV entiende al autogobierno para defender los intereses de Confebask». «Y en muchos casos no ha estado claro si quien hablaba era Confebask o era alguien del Gobierno porque era el mismo discurso y las mismas políticas», ha apuntado.
Por otra parte, ha apuntado que esta crisis ha dejado «en evidencia», la importancia de los trabajos esenciales, que en un tercio de los casos son realizados por mujeres y que se desarrollan en «absoluta precariedad» y sin el «debido reconocimiento político y social».
La dirigente de LAB ha afirmado que esta «bien» salir a aplaudir cada día a trabajadores esenciales pero «la pelea tiene que ir más allá y dignificar sus condiciones laborales». Aranburu ha señalado que han estado trabajando «sin las medidas de prevención y los EPIs necesarios».
«Se ha priorizado que esos EPIs lleguen a la industria mientras en los servicios esenciales se trabaja sin esos EPIs», ha añadido.
La secretaria general de LAB, que ha criticado también que todavía no todos los trabajadores esenciales tengan acceso a los test para diagnosticar el coronavirus, ha indicado que todo ello explica la cifra de contagios «elevada» que se ha dado y los cuatro fallecidos contabilizados, unas muertes que cree que «se podían haber evitado y no se han evitado por no adoptar medidas preventivas».
Asimismo, ha indicado que se tardó «bastante» en parar las actividades no esenciales y se tienen «bastante prisa en volver a la actividad normal». Aranburu ha señalado que, en la actualidad, las empresas no están al 100% pero no obedece a cuestiones de salud sino a falta de pedidos, de suministros o a problemas logísticos.
Además, ha señalado que hay empresas que no han acordado los planes de prevención para iniciar la actividad y en algunos casos no se adecuan a la realidad de cada empresa. Por ello, ha asegurado que la salud no está siendo «una prioridad con el riesgo que conlleva» y que incluso puede llevar a «alargar» las medidas de confinamiento para una mayoría social porque «se pone en riesgo a los trabajadores pero por extensión a la sociedad».
«SALUD Y ECONOMÍA»
Aranburu ha afirmado que la dicotomía entre salud y economía «no es tal», sino que la dicotomía que existe es entre «la vida y el capital» y ha insistido en que, en algunos caso, no se están respetando las medidas de prevención y «muchas» veces se hace por «la presión sindical».
Tras indicar que si se respetan las medidas de prevención no se oponen a la actividad, ha afirmado que hay muchas empresas de pequeño tamaño en las que no hay representación sindical y «se vuelve al trabajo sin garantías», lo que ha advertido de que puede «llevar a un repunte de casos, a un pico». «Es jugar con juego», ha apuntado.
Por otra parte, ha criticado el modelo de confinamiento que se ha implantado y que «responde a los intereses de las grandes empresas». Además, ha señalado que ello lleva a que las consecuencias sociales sean «grandes» y a que el confinamiento se esté «alargando en el tiempo con una libertad de movimiento individual muy importante y unas libertades políticas y sociales totalmente recortadas». A su juicio, ese modelo de confinamiento está «siendo insostenible para cada vez más gente».