Carlos Bargos, director de Cártitas Bizkaia nos recuerda que aunque el confinamiento ha finalizado y aparentemente vivimos una nueva normalidad para muchas personas esto supone asomarse a una realidad de máxima vulnerabilidad. Por eso desde la Diócesis de Bilbao, a través de Cáritas de dará continuidad a algunos de los recursos que se pusieron en marcha cuando surgió la pandemia, como la acogida que se les prestó a 35 jóvenes en el Centro de Espiritualidad de Begoña.
La alarma sanitaria centró la mirada en la situación que sufren muchos jóvenes inmigrantes que no tienen recursos para subsistir y duermen en las calles o en albergues. La mayoría gente muy jóven de edad que compaginan la soledad de la calle con ciclos formativos, como el Centro de Formación de Otxarkoaga, que les permiten seguir soñando con un futuro mejor.