Carlos Bargos, director de Cáritas Bizkaia, insite en el balance del curso que no han ocurrido hechos diferentes pero sí ha habido causas diferentes. La causa diferencial ha sido la pandemia pero las consecuencias han sido las mismas que en crisis pasadas. Destaca que ha habido pocos cambios, desde dificultades materiales para muchas personas, de subsistencia, de vivienda, de empleo…sigue habiendo dificultades relaciones, de participación y de conculcación de derechos…Los eslabones débiles de nuestra cadena siguen sufriendo las consecuencias más fuertes, más permanentes…En Cáritas se han hecho las cosas de otro modo pero se ha actuado sobre las mismas situaciones y dificultades de las personas.
El gran reto que tenemos es cómo conseguimos que estos sistemas que han surgido de la emergencia, del miedo y de la incertidumbre se consoliden y generen sistemas de apoyo solidario, estables en el tiempo, dignos y que propicien promoción. Estamos oliendo la necesidad de una solidaridad inteligente. Es necesario huir de la emergencia a la hora de tomar decisiones. Por supuesto que se seguirán atendiendo las emergencias pero hay que vislumbrar los sistemas que permitan que esa solidaridad sea sólida, sea estable y que el compromiso no sea simplemente puntual. A veces las situaciones de emergencia nos provocan en la retina un efecto de flash pero se nos pasan enseguida. Es la solidaridad contracíclica que señala que cuando las cosas van muy mal tenemos mucho apoyo social pero enseguida se calma en cuanto se percibe que las cosas mejoran ligeramente…por eso estamos provocando una reflexión interna sobre ese tipo de solidaridad estable.
