Las armas autónomas decidirían quién vive y quién muere, sin intervención humana, algo que cruza los límites morales. Al ser máquinas, no tendrían las características inherentemente humanas como la compasión, la cual es necesaria para tomar decisiones éticas complejas. Los EE. UU., China, Israel, Corea del Sur, Rusia y el RU están desarrollando sistemas de armamento con autonomía importante en funciones críticas para seleccionar y atacar objetivos. Si no se hace nada al respecto, el mundo podría entrar en una carrera desestabilizante de armas robóticas. En Egunon Magazine hemos hablado con Joaquín Álvarez Rodríguez, profesor de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona y coordinador de la campaña Stop Killer Robots en España.