Los petrodólares de la Supercopa

Los 40 millones de euros que se embolsa la Federación por este evento hacen que todos miren hacia otro lado
Los petrodólares de la Supercopa
Cartel de la película "Lawrence de Arabia" con la imagen de Raúl García / Radio Popular de Bilbao
Banner de Ventanas Aguirre en Bilbao

Quizá los más jóvenes desconozcan que, «Lawrence de Arabia» , es una referencia cinematográfica estrenada en 1962. Anclada en El Cairo, en 1917. Durante la Gran Guerra (1914-1918), T.E. Lawrence, un oficial británico, es enviado al desierto para participar en una campaña de apoyo a los árabes contra Turquía. Los nativos adoran a Lawrence porque ha demostrado sobradamente ser un amante del desierto y del pueblo árabe.

No creo que Raúl García tenga nada contra el pueblo árabe ni mucho menos, pero me da que no va a encontrar esa conexión con los autóctonos que tan bien transmitió Peter O´Toole en la gran pantalla. El centrocampista rojiblanco ha puesto los puntos sobre las íes. Sin alzar la voz ha llamado a las cosas por su nombre. Sin rajadas. Sin aspavientos. Sin parafernalias. Ha verbalizado lo que todos pensamos. Jugar la Supercopa de España en Arabia Saudí no tiene ningún sentido. Bueno, si. Uno. El monetario.

Que los árboles no nos impidan ver el bosque

Se ha armado bastante revuelo por las declaraciones del futbolista navarro. Estamos tan acostumbrados a los mensajes planos que ser sincero en sala de prensa te coloca en el epicentro informativo. Así estamos. El «porno-fútbol» del que hablaba nuestro querido Koldo Asua en Radio Popular, llevado a su máxima expresión. Lo peor es que lo tenemos tan asimilado que sólo declaraciones de este tipo nos recuerdan lo inmoral de esta decisión.

La Federación Española de los valores se ha vendido a los petrodolares. Al menos parece que este año no intentan vendernos que su intención es democratizar un país como Arabia. Allí ser mujer supone nacer con menos derechos que los hombres por el mero hecho de ser mujer. Sirva como ejemplo que han empezado a votar en 2015 y conducir en 2018. Precisan de la «tutela» de un hombre para cuestiones tan simples como casarse o iniciar sus estudios. De locos.

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