Jonas Vingegaard fue, sin duda alguna, el más fuerte de esta edición de la Itzulia. El danés lo demostró en todos y cada uno de los momentos clave de la ronda vasca. En seis etapas, tres victorias parciales. Y el último día, en la jornada que todos tenían marcada, en la jornada en la que tenía que explotar la carrera, nadie le hizo ni sombra. Victoria de etapa, con margen incluso para mandar besos a las cámaras antes de pasar incluso por el último kilómetro. Por detrás, Izagirre logró imponerse en el sprint del resto de favoritos, para ser tercero en la etapa, llevarse los últimos segundos de bonificación y logró acceder al último escalón del podio. Vingegaard, Landa e Izagirre. El vigente ganador del Tour rodeado de corredores vascos. Un podio que lucirá mejor en el palmarés de la prueba que en la memoria de los aficionados.
Al inicio, se marchó por delante una fuga muy numerosa con corredores de gran calidad. Entre ellos, dos compañeros del líder, Kruijswijk y Attila Valter. El húngaro era junto Buchmann el que más cerca estaba en la general. Tantas veces criticados, esta vez desde el coche de Jumbo Visma apostaron por la estrategia adecuada. Se quitaron de trabajar y además contaban con dos peones para posibles movimientos. Dos peones que, llegado el momento, utilizaron. En Izua se movió Vingegaard, en un primer momento le siguieron Mas e Izagirre, pero con el segundo movimiento ya no pudo nadie. Primero sus compañeros le ayudaron unos metros, pocos, y después superó sin problema a los supervivientes de la fuga. Volvieron a verlo en el podio. Hubo algunos intentos, pensando más en el podio que en cualquier otra cosa. La apuesta más contundente la lanzó Knox, el británico de Soudal Quick Step. Le sirvió para ser segundo en meta y mejorar un par de posiciones en la general. Izagirre hizo valer su mayor velocidad y le arrebató el podio a Gaudu.
Lo bueno y lo malo
De esta Itzulia hay que quedarse con la enorme actuación de un vizcaíno, Jon Barrenetxea (Caja Rural Seguros RGA), rey de la montaña en la carrera de casa. Un objetivo logrado con trabajo y buenas piernas, haciendo muchísimos kilómetros en fuga. Un maillot para guardar y una prueba de que estamos ante un corredor con buen porvenir.
Quizá no haya tanto que celebrar en lo que respecta al recorrido. Siempre hay que reconocer la valentía de los organizadores para probar cosas nuevas, pero en este caso, el cambio, desechar la contrarreloj y las llegadas en alto, no ha funcionado. La última etapa ha bloqueado la carrera y, llegado el día, más allá del tirano de la carrera, tampoco hemos tenido diferencia. Habrá que reflexionar para que la próxima edición se mejor que la de este año, por más que haya tenido un podio de lujo.
El ciclismo en Radio Popular, cada semana en Ponte a Rueda Xtra.
