El jurado popular ha declarado culpable de asesinato al acusado de matar a un hombre en enero de 2022, al que degolló tras una pelea y cuyo cuerpo fue encontrado un mes después en el monte Andatza de Usurbil (Gipuzkoa), y considera probados los hechos, por los que la Fiscalía pide 15 años de prisión.
También ha declarado cómplice del crimen a la que fuera su pareja en ese momento, para la que se mantiene la petición de 3 años de cárcel, y la compañera de piso de esta última, a la que se declara culpable de encubrimiento y se enfrenta a una pena de 2 meses de reclusión.
El jurado popular, compuesto por tres mujeres y seis hombres, han finalizado esta tarde-noche su deliberación y ha dado a conocer su veredicto, en el que consideran probados los hechos.
Asimismo, tanto la Fiscalía como las defensas de los tres acusados han mantenido sus peticiones de penas. En el caso del principal acusado, se mantiene la pena de 15 años de prisión por un delito de asesinato con «dolo eventual» y atenuante de drogadicción. Para la acusada de cómplice, se piden 3 años de prisión también con «dolo eventual» y el mismo atenuante de drogadicción. Finalmente, la acusada de encubridora se enfrenta a dos meses de prisión, con atenuante de «miedo insuperable».
El juicio comenzó el pasado día 6 de noviembre en la Audiencia de Gipuzkoa y el caso ha quedado este martes visto para sentencia. En el juicio, todas las partes habían aceptado las peticiones de condena y conclusiones planteadas por la Fiscalía y los acusados habían admitido los hechos.
El Ministerio Fiscal pedía 15 años de cárcel para el principal acusado de la muerte del hombre, motivada por los celos. Para la expareja del fallecido y novia del presunto asesino en ese momento, reclamaba tres años de cárcel como cómplice, mientras para la que fuera compañera de piso de esta, pedía dos meses de prisión como encubridora.
En la vista oral, el acusado reconoció los hechos, que se remontan al 24 de enero de 2022. Así, explicó que la noche previa a la pelea, que terminó con la muerte del exnovio de su pareja, había consumido cannabis, anfetaminas, heroína y alcohol, y llevaba «todo el fin de semana sin dormir».
En esa línea, detalló que días antes fueron a buscar al exnovio de su pareja a la cárcel de Zaballa y que, durante esos días, este se estuvo «insinuando» e intentó en reiteradas ocasiones mantener relaciones sexuales con ella.
Asimismo, señaló que esa situación le produjo «celos», se sintió «menospreciado, y durante todo el fin de semana el ánimo fue a peor», lo que finalmente le llevó a ser «irracional» y terminar agrediendo al exnovio de su pareja. Además, apuntó que temía que este, al salir de la cárcel, se la iba «a jugar» para que fuera detenido por la Policía por un asunto previo de drogas.
En cuanto a la compañera de piso, señaló que recordaba haberle dicho que limpiara la sangre de la terraza, pero no haberle amenazado, aunque ella estaba «aterrorizada» y no había presenciado la pelea.
EXNOVIA DE LA VÍCTIMA
Por su parte, la expareja del fallecido y novia del presunto asesino en el momento de los hechos, relató que con su ex compañero sentimental mantenía una relación de amistad y cuando fueron a buscarle a la cárcel de Zaballa tenía «mucha ansiedad de comprar anfetaminas» y ella llegó a llevarle cocaína a la habitación de hotel donde éste se alojó.
Además, afirmó que el fallecido se insinuó en muchas ocasiones con la intención de tener relaciones sexuales con ella, algo que fue escuchado por su novio. También apuntó que su pareja tenía miedo de que «le tendieran una trampa» por un asunto previo de drogas.
Según detalló, durante esos días consumieron bastante y la noche previa a la pelea no durmieron y estaban «drogadísimos». En esa línea, afirmó que, cuando los dos hombres empezaron a pelearse, intentó separarlos, pero su novio la empujó y entró «en shock». No recordaba muy bien lo sucedido después, pero sí estar «aterrorizada» y «abrazada» a su compañera de piso en el salón.
En cuanto a su novio, sobre el que pesaba una orden de alejamiento ya que este le agredió en un episodio previo de violencia sucedido en Lasarte-Oria en el que le llegó a romper el labio, afirmó que tenía una personalidad «cambiante» porque «unos días estaba bien y otros era agresivo».
Tras explicar que, pese a esta agresión, volvió a retomar la relación con él a mediados del mes de diciembre porque, según dijo, quiso creer que «iba a cambiar», insistió en que ambos estaban «enganchadísimos a las drogas». «Siempre le he tenido respeto, pero cuando pasaron los hechos, no sabía cómo actuar», añadió.
Así, aseguró que no recordaba si le ayudó a ponerle las bridas a la víctima porque entró «en shock»: «Si me pidió algo yo se lo facilité». Además, detalló que temió por su integridad física porque su novio estaba «alteradísimo y violento», y subió a la furgoneta sin poner objeción.
En esa línea, señaló que ella no sabía a dónde se dirigían y que en el viaje en la furgoneta la víctima estaba «semiinconsciente, pero vivo», e intentó incorporarse, pero su pareja le propinó un golpe que le volvió a dejar sin conocimiento.
Tras llegar a un lugar en el monte, le pidió que se quedara en la furgoneta, bajó por la parte de atrás al hombre y los perdió de vista. «Pensaba que lo había dejado allí desorientado. Luego volvió, me dijo ya está, y nos fuimos», relató, al tiempo que indicó que fue consciente de que lo había matado después, cuando este le dijo a su compañera de piso que lo había dejado «en un caserío».
La mujer señaló que, tras los hechos, estuvo con el acusado 24 horas, ya que este no le dejaba «ni a sol ni a sombra» e incluso le acompañaba y permanecía esperándola a la salida de su trabajo en una sidrería, e insistió en que temía por su vida. «Me dijo que le costaría muy poco acabar conmigo», agregó.
COMPAÑERA DE PISO
Finalmente, la compañera de piso, acusada de encubrir los hechos, relató que ella no presenció la pelea que tuvo lugar en la terraza, ya que estaba en el interior de la vivienda, pero al oír un ruido salió y vio al acusado sobre la víctima.
En esa línea, aseguró que el presunto asesino le ordenó que limpiara la sangre de la terraza y le amenazó diciendo que, si no lo hacía, le «iban a hacer cómplice», y que pasó miedo.
La mujer, que también había estado consumiendo drogas con los otros dos encausados, afirmó que el acusado estaba esos días «muy nervioso» y que había «mal ambiente en la casa». También apuntó que había sido consciente del acoso de la víctima a su compañera de piso para mantener relaciones.