Iñigo Martínez regresó por primera vez a San Mamés con la camiseta del Barça tras militar seis temporadas en la escuadra bilbaína. Sorprendió, en primera instancia, porque lo hizo como suplente de Pau Cubarsí y hubo que esperar hasta la segunda parte para verle sobre el césped con la camiseta del rival.
Su ingreso en el terreno de juego provocó algunos pitos entre los aficionados y a partir de ese momento, cada vez que tocaba el balón, una parte de la grada le acompañaba con música de viento. No fue mayoritario, ni abrumador, pero si suficiente para dejar claro que el athleticzale no vio con buenos ojos las formas que empleó para abandonar el club.
El relato
El jugador quiso marcharse desde el primer momento y el relato que trató de construir el ondarrutarra y su entorno para protegerse, no llegó a calar a tenor de lo que vivimos en La Catedral. El futbolista estaba en su derecho de querer probar fortuna en otros lares, como han hecho otros muchos jugadores rojiblancos, pero lo que le afearon cientos de hinchas fue el modo de salir del ‘botxo’ intentando convencer al personal que se iba casi obligado. Ha quedado claro que el seguidor rojiblanco no se deja engañar fácilmente como muchos piensan.
A mí personalmente no me gusta que se pite a ningún ex león, pero entiendo que todos aquellos que se sintieron engañados por el ex de la Real Sociedad puedan mostrar su contrariedad de alguna forma. Los silbidos no vinieron acompañados de insultos ni nada parecido que hubiera traspasado el límite de la educación y respeto hacia un jugador que ha defendido la camiseta del Athletic con dignidad. Siempre y cuando no se enfrente ni perjudique a los leones, que le vaya bonito.
Consolidación de Paredes
La marcha de Iñigo parecía una tragedia el pasado verano y nos ha servido para acabar de descubrir a un central que apunta a marcar una época en Bilbao. Aitor Paredes se ha consolidado en el centro de la zaga y es uno de los destacados del curso, especialmente en los últimos partidos. Contra el Barça volvió a ser clave en dejar la portería a cero. Ha ganado en confianza con balón, no se arruga en las disputas ni ante nadie. Desborda carácter y eso es algo que en este mundo de gallitos en primera división es necesario. Esto no quita para recordar que la planificación deportiva en esa posición ha sido mala y solo la suerte y la garra del de Arrigorriaga y Vivian han servido para salir del bache cuando han llegado curvas.