Radio Popular – Herri Irratia te lleva a casa el apasionante mundo de la ópera, la zarzuela, el teatro musical y mucho más, en La traviata con Margarita Lorenzo de Reizabal que regresa una temporada más a nuestras ondas para hacernos vibrar con los grandes clásicos, a veces muy famosos, y otras algo más desconocidos.
En esta ocasión, Adriana Lecouvreur sube el telón esta tarde a las 17:00. Es una ópera que puede encuadrarse dentro de un verismo de corte aristocrático junto a títulos como Andrea Chènier y Fedora de Umberto Giordano o Tosca y Manon Lescaut de Giacomo Puccini, en los que los argumentos desaforados y tremendistas que caracterizan al movimiento verista se desarrollan en ambientes elegantes.
Cilea elige como argumento el drama en cinco actos del mismo nombre escrito por Eugène Scribe y Ernest Legouvé, estrenado en 1849, y ambientado en el París de 1730, donde se narran los últimos meses de vida de un personaje real, Adrienne Lecouvreur (1692-1730), gran actriz de la Comédie-Française, muerta en extrañas circunstancias, y que mantuvo una apasionada relación con el conde Maurizio de Sajonia. El estreno tuvo lugar en el Teatro Lírico de Milán, el 6 de noviembre de 1902, con la famosa soprano de la época Angélica Pandolfini como Adriana y el gran Enrico Caruso en el papel de Maurizio.
Gran finura melódica
La partitura de Adriana Lecouvreur es de una gran finura melódica (que recuerda en muchos momentos a la música del compositor francés Jules Massenet), y está estructura en forma de continuum musical, donde desaparecen los números cerrados y son una serie de temas recurrentes los que hacen progresar la acción dramática. Cilea utilizó el recurso del leitmotiv en Adriana Lecouvreur. Esos leitmotiv son temas que están asociados a cada uno de los protagonistas y también reproducen ambientes y situaciones.
Mientras hay algunas figuras históricas en la ópera, el episodio que relata es en gran medida ficción, su muerte por violetas envenenadas a menudo la señalan como la ópera verista menos realista. A menudo se le condena como uno de los textos más confusos jamás escritos para la escena, y a menudo se hacen cortes a la hora de representarla, pero eso hace la historia todavía más difícil de seguir. Aun así, la heroína Adriana, es un personaje atractivo y la música es mucho mejor que el libreto. El tiempo de una representación moderna típica es de alrededor de 135 minutos (excluyendo descansos).