El Teatro Arriaga de Bilbao acogerá este próximo viernes y sábado ‘Dream’, un espectáculo que funde danza, flamenco y teatro, ideado y dirigido por Natalia Menéndez con coreografía e interpretación de Israel Galván.
Según ha explicado el teatro bilbaíno, esta es la primera propuesta de danza de la temporada, aunque «en este caso va más allá, puesto que se funde con el flamenco en directo e incluso con pinceladas teatrales».
La directora Natalia Menéndez y el coreógrafo y bailarín Israel Galván son los responsables ‘Dream’ -anagrama de Madre-, una propuesta que indaga en las relaciones maternofiliales.
Natalia Menéndez, que recientemente ha recibido el rango de Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres (Orden Ministerial de la República Francesa), ofreció la idea de profundizar en este tema a Israel Galván, Premio Nacional de Danza 2005, «quien enseguida acogió el proyecto con entusiasmo», han relatado desde el Arriaga.
Proceso de investigación
Ambos comenzaron el proceso creativo con la dirección de Menéndez y con la coreografía de Galván y, «fruto de un interesante proceso de investigación y ensayos, surgió una creación muy especial que no es puramente danza, ni teatro, ni flamenco, pero que es todo ello al mismo tiempo».
La «extraordinaria singularidad» de la coreografía de Israel Galván traslada al público «ese juego de múltiples roles de la madre y también del hijo» y consigue mostrar al público «distintas madres e hijos y no saber por momentos quién es quién, porque no se pretende contar una historia», sino «crear sensaciones y emociones dispares, sin juicios y con vértigo», han precisado.
A la actuación de Galván se suman María Marín a la guitarra y cante, Antonio Moreno a las percusiones y Juan Jiménez Alba a los vientos. La voz de Paquita Cobos Gil, en el papel de la abogada, expondrá durante el espectáculo a través de distintas reflexiones mitos como Medea, Hécuba o Clitemnestra, «relacionándolos con ciertos animales cuyas hembras matan a sus crías o se entregan por ellas».
En el escenario, según han explicado desde el teatro bilbaíno, «se trabajan sonidos nuevos, cotidianos, infantiles unidos a materiales opacos, translúcidos, viscosos, ruidosos, etc., para ir de lo más ligero a lo más profundo del inconsciente». El resultado, han avanzado, es «un espectáculo sugerente, evocador, visualmente poético que se asemeja a un rito que nos mueve emociones muy primarias, esas que siempre han acompañado al ser humano desde el alba de los tiempos».