El Athletic encajó en Estambul la primera derrota europea de la temporada. Tarde o temprano tenia que llegar. Era lo normal. De perder, mejor hacerlo a estas alturas, con este contexto en el que el equipo está ya casi clasificado para los octavos de final y no hacerlo durante las eliminatorias. Llegó la primera derrota y ojalá sea la última de la UEFA Europa League.
Lo único bueno de caer ante el Besiktas es que no va a tener grandes consecuencias, a priori. El equipo lleva clasificado para la siguiente ronda hace mucho tiempo y tendría que ocurrir una hecatombe para que no lo hiciera de forma directa a los octavos. A espera de resultados, si da la sensación de que los leones han desaprovechado la opción de pelear por el primer puesto, tanto por la pérdida de puntos en juego como por la diferencia de goles que resta posibilidades en caso de empate. Es una pena porque hubiera sido poner la guinda a la gran trayectoria europea del equipo hasta la fecha, con la mencionada excepción.
Revolcón importante
El Athletic encajó su primera derrota continental de la campaña firmando su peor partido de la temporada. Más allá del 4-1 final, que es elocuente en si mismo, lo cierto es que la escuadra rojiblanca estuvo siempre a merced un rival que se tomó el choque como lo que era para ellos, una final. A los visitantes no les iba la vida en ello y creo que se notó sobre el verde.
La carga de partidos obliga a Valverde a introducir continuos cambios para mantener a sus jugadores frescos y conseguir que lleguen al tramo final de la temporada sin pasarse de rosca. Creo que es un acierto del mister, pero eso no es óbice para reconocer que cuando faltan determinados jugadores, el equipo se resiente. A pesar de que Unai Gómez marcara, la baja de Sancet sigue siendo capital, no en balde es el mejor león del curso y eso que juega manera intermitente.
Nombres propios
La ausencia de Vivian fue la que más se notó en defensa porque Paredes y Núñez estuvieron sobrepasados. No se trata de señalar a los centrales porque los laterales tampoco brillaron, especialmente Yuri, que se comió todos los balones a la espalda. El centro del campo fue un erial con Prados y Jauregizar que no se cansaron de perseguir las sombras turcas. El equipo no ganó prácticamente ningún duelo y así es imposible llevarse un partido.
Si no sostienes al equipo en defensa, no creas en el medio y en ataque no tienes a Sancet ni a Iñaki Williams, tus opciones se reducen considerablemente. La apuesta para desbordar era Nico Williams y, aunque lo intentó, no pudo en ningún momento con su par. La mejoría que vimos en Vigo se fue al traste en Turquía ante un Svensson que el ganó siempre la partida. La historia se repite. Berenguer fue el más incisivo en el frente de ataque porque Guruzeta tampoco brilló sobre un maltrecho césped.
Ahora toca recomponerse, aprender de los errores y sumar tres puntos ante el Leganés, que viene de romper la racha de victorias del Atlético de Madrid y que sigue vivo en la copa. Un rival que no lo pondrá nada fácil en San Mamés, pero al que estás obligado a ganar si quieres mantener las distancias en la plaza Champions ante un Villarreal que ha puesto el foco definitivamente en la cuarta plaza. Se viene una segunda vuelta muy interesante también en la liga.