En la imagen de esta semana se aprecia una escena primaveral vibrante en el parque de Doña Casilda, justo donde este se encuentra con la Gran Vía de Bilbao. En primer plano, un árbol en plena floración se roba el protagonismo con su explosión de flores rosas que contrastan vivamente con el cielo azul y el imponente edificio de fondo. Este edificio, de arquitectura clásica y elegante, se levanta con firmeza y grandes ventanales, aportando carácter urbano a la escena natural del parque.
A los pies del árbol, varias personas disfrutan del entorno: una pareja pasea por la acera, otras personas descansan en un banco, y hay quien parece absorto en su móvil. A la derecha, una escultura blanca de una figura femenina añade un toque artístico y sereno entre el césped bien cuidado y las flores que bordean los caminos del parque. La presencia del camión verde de Bilbogarb, el servicio de limpieza, recuerda que este entorno cuidado es fruto de un esfuerzo constante por mantenerlo en perfectas condiciones.
El conjunto transmite una sensación de equilibrio entre lo urbano y lo natural, entre la historia y la vida cotidiana. Doña Casilda, en este rincón, se convierte en un refugio tranquilo dentro del dinamismo del centro bilbaíno, ofreciendo una pausa llena de color y vida en medio de la rutina de la ciudad. La luz suave y las sombras alargadas invitan a pasear, a sentarse un rato, o simplemente a contemplar cómo la ciudad respira al ritmo pausado de la primavera.
