El Ayuntamiento de Bilbao ha aprobado este jueves, con los votos favorables de PNV y PSE y el rechazo de la oposición, las Ordenanzas Fiscales de 2026, que contemplan la congelación de todos los tributos municipales. Sin embargo, entre las novedades destaca la implantación, a partir del 1 de enero de 2026, de una nueva tasa por la recogida, transporte y tratamiento de residuos urbanos, exigida por normativa europea y de pago obligatorio en todo el Estado.
Una tasa con base en el principio de “quien contamina, paga”
La concejal de Hacienda, Marta Ajuria, ha subrayado que esta nueva tasa responde a tres principios: no debe ser deficitaria, debe reflejar el coste real del servicio y establecer un sistema de pago proporcional a la generación de residuos. El coste estimado del servicio en 2026 asciende a 36 millones de euros, frente a los 31,7 millones de este año.
El nuevo tributo, que gestionará directamente el Ayuntamiento, sustituirá a la actual tasa de basuras tramitada por el Consorcio de Aguas. Todos los titulares de inmuebles urbanos, tanto residenciales como no residenciales, estarán obligados al pago.
Cómo se calculará la tasa
La cuota se compondrá de dos partes:
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Un componente básico (40%), vinculado al valor catastral del inmueble.
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Un componente específico (60%), calculado en función de los residuos generados.
En viviendas, este componente específico se determinará según el número de personas empadronadas; en inmuebles no residenciales, dependerá del tipo de actividad y la superficie.
Habrá bonificaciones del 50% para usos catastrales especiales (deportivos, culturales o religiosos) y descuentos para inmuebles residenciales que participen activamente en el reciclaje orgánico: un 10% en 2026 y un 20% desde 2027 si se demuestra un uso continuado del contenedor marrón.
Además, se permitirá fraccionar el pago en seis mensualidades si se solicita antes del 31 de mayo de 2026, y desde 2027 se incluirá en el sistema de Pago a la Carta.
Cambios técnicos y nuevas exenciones
Aunque se congelan todos los tributos, también se han introducido modificaciones técnicas en impuestos como el de Vehículos, Plusvalía o la Ordenanza Fiscal General. En el caso del IBI, se amplían las exenciones para viviendas vacías si sus propietarios tienen Grado I de dependencia, además de los ya exentos por Grado II y III o por ser familias numerosas.
Rechazo unánime de la oposición
Desde Elkarrekin Bilbao, Ana Viñals ha criticado la falta de ambición del Gobierno municipal y la negativa a adoptar medidas fiscales más redistributivas y sostenibles. Según Viñals, «se ha perdido una gran oportunidad para una reforma fiscal justa», recordando que todas sus 15 enmiendas fueron rechazadas.
El Partido Popular, por su parte, ha denunciado una «subida encubierta de impuestos», cifrando en un 45% el incremento de la tasa de basuras, lo que supondrá 11 millones de euros más. El concejal Ángel Rodrigo ha propuesto que solo paguen quienes generen residuos y que los inmuebles sin actividad o empadronados queden exentos.
Desde EH Bildu, María del Río ha lamentado el «desinterés absoluto» del equipo de Gobierno por negociar. Ha criticado especialmente el uso del padrón para calcular la tasa, proponiendo en su lugar el consumo de agua como método más justo, sobre todo para proteger a personas inquilinas.
Un modelo que deberá evolucionar
Marta Ajuria ha reconocido que el diseño de esta tasa «no ha sido fácil», pero ha defendido que es una medida “justa, equilibrada y sujeta a evolución”. Pese a las críticas, el equipo de Gobierno sostiene que cumple con la legalidad europea y con el principio de equidad.
Lo cierto es que la nueva tasa llega para quedarse, aunque el debate sobre su aplicación no ha hecho más que empezar.
