Misterio en Güeñes: visitamos el inacabado y legendario Palacio de las Brujas

Una parada obligatoria donde la historia documentada y las leyendas de "brujas" se entrelazan para crear uno de los rincones con más magnetismo
Misterio en Güeñes: visitamos el inacabado y legendario Palacio de las Brujas
Torre de Hurtado de Amezaga / Ondare Lagunak
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Para cerrar la ruta por Güeñes, el equipo de TOURrescusa, formado por Iker Torrescusa y Markel Francia, se ha acercado hasta uno de los enclaves más enigmáticos de la comarca de Enkarterri. En una colina situada a la salida del municipio, dirección Zalla, han contemplado la imponente estructura del Palacio de Amezaga, conocido popularmente por los vecinos como el «Palacio de las Brujas». Se trata de un edificio que ha quedado congelado en el tiempo, una obra monumental que nunca se ha llegado a terminar y que ha alimentado la imaginación local durante siglos.

Un proyecto digno de reyes

Según han podido conocer, la historia de este lugar se remonta a principios del siglo XVIII, concretamente a 1709. Fue Baltasar Hurtado de Amezaga, ilustre hijo de la localidad y Marqués de Riscal, quien ideó este ambicioso proyecto tras sus campañas en Flandes. Su intención fue levantar una residencia tan majestuosa que pudiera albergar al rey Felipe V. Para ello, confió en el arquitecto Martín de Zaldua, quien diseñó una planta rectangular con torres robustas y muros de sillería, inspirándose en la arquitectura militar de la época.

La leyenda de la maldición

Sin embargo, el destino ha querido que el palacio permanezca como un esqueleto de piedra. La muerte del Marqués en combate en 1720 marcó el inicio de la leyenda. Se cuenta que su testamento incluyó una cláusula prohibiendo finalizar o vender la propiedad, pero sus herederos intentaron continuar con las obras. Es aquí donde la historia se oscurece: diversos accidentes y fallecimientos inexplicables entre los trabajadores forjaron el mito de una maldición.

Existe incluso otra versión más popular que ha llegado a nuestros días, la cual habla de una joven que, tras la muerte de su padre por orden del Marqués, lanzó un hechizo para impedir que la casa se viera jamás terminada.

Un presente entre ruinas y uso agrícola

A día de hoy, lo que Markel e Iker se han encontrado es un edificio sin tejado. Está expuesto a las inclemencias del tiempo y parcialmente cubierto de vegetación, lo que le otorga ese aire fantasmal. Actualmente, la propiedad es privada y se ha utilizado como pabellón agropecuario, pero su silueta pétrea sigue dominando el paisaje de Güeñes. Una parada obligatoria donde la historia documentada y las leyendas de «brujas» se entrelazan para crear uno de los rincones con más magnetismo de Bizkaia.

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