
En el fútbol moderno, donde la lealtad a un escudo a menudo es efímera, Oihan Sancet se desmarca con la misma soltura con la que conduce el balón en San Mamés. En una reciente charla con los canales oficiales del Athletic Club, el ‘8’ de los leones ha dejado una declaración de intenciones que resuena con fuerza en Bilbao: su deseo de ser un One Club Man.
Un futuro teñido de zurigorri
Preguntado por su futuro y la posibilidad de jugar en otros estadios, Sancet se muestra tajante. A día de hoy, la idea de abandonar Lezama no entra en sus planes. «A día de hoy lo veo muy lejano el irme del Athletic. No me planteo el terminar mi carrera en otro sitio que no sea el Athletic», confesó el jugador, quien prefiere centrarse en el día a día sin volverse «loco» pensando en el futuro lejano.
Para Sancet, la clave del éxito reside en la normalidad y en mantener la fórmula que les ha llevado a ser campeones: «Haciendo las cosas como sabemos hemos llegado hasta donde estamos, a ser campeones, y creo que sin volvernos demasiado locos, así nos van a volver a salir las cosas».
La Copa del Rey: un sentimiento indescriptible
Como no podía ser de otra forma, el recuerdo de la Copa del Rey ganada ante el Mallorca ocupa un lugar central en su memoria. Sancet, autor del bacalao del empate en aquella final, describe la experiencia como algo único, destacando el alivio y la euforia de romper la sequía de títulos.
«Sentí eso de decir: ‘estamos de nuevo ahí, hemos empatado’. Con la convicción de ganar el título», cuenta sobre su bacalao. Ver a toda la afición celebrando fue para él «un sentimiento de alegría inmensa».
Esa conexión con la grada tuvo su momento cumbre en la celebración improvisada por las calles de Bilbao. Sancet recuerda con cariño la anécdota de la kalejira espontánea. Para Oihan, fue algo «inigualable y algo que recordaremos toda la vida».
La familia del vestuario y sus referentes
Si algo valora Sancet del Athletic es el ambiente humano. «Lo que más valoro es el vestuario. El hecho de ser una familia dentro del vestuario se nota mucho, luego se traslada al campo», asegura.
Entre sus referentes y compañeros, destaca a figuras como Iñaki Williams y Óscar de Marcos, con quienes ha compartido vestuario desde las categorías inferiores hasta consolidarse en el primer equipo. En el banquillo, no duda al señalar al técnico que más le ha marcado: Joseba Etxeberria. «Coincidí con él en el Bilbao Athletic y, tanto como entrenador como persona, compartí mucho con él y me quedaría con Joseba», afirma.
El lado más personal del ‘Lince’
El cuestionario también ha servido para conocer al Sancet más allá del césped. El navarro reveló detalles curiosos sobre su vida diaria y sus gustos:
- Rutina sagrada: Desayuna y come en Lezama con el equipo. Su «vicio» inconfesable es la siesta: «Las siestas se me suelen alargar un poco», admite entre risas, antes de pasear a su perro y cenar tranquilo en casa.
- Ídolo de infancia: Ronaldinho Gaúcho.
- Profesión frustrada: Si no fuera futbolista, Sancet se vería en el ring. «Me gustaría ser boxeador. Me gustan mucho los deportes de contacto, tengo amigos que boxean y creo que sería boxeador», revela.
- Estadio más intimidante: El Santiago Bernabéu.