El pianista bilbaino Joaquín Achúcarro está llevando a cabo una gira por su 90 cumpleaños y una actuación que tuvo lugar en el Guggenheim dos días después de su celebración y con motivo también del 25 aniversario del propio museo. Una gira realmente exitosa, como el también reciente concierto en el museo Guggenheim de Nueva York en el que los asistentes se rindieron al maestro Achúcarro. «Lo que estoy aprendiendo ahora en la vejez, uno ya es viejo, pero aún creo que soy un talento prometedor», bromeaba el reconocido pianista.
Nacido en Bilbao en 1932, Achúcarro sigue deleitando al público, desde que entrara por primera vez en contacto con un teclado a los 3 años. Repasa en Radio Popular-Herri Irratia su extensa carrera y los diferentes aspectos de un concierto. Entre ellos, la importancia de los escenarios, de los que depende la percepción del sonido por parte de los espectadores. Cada vez que toca una obra «es como si fuera la cincuenta y una, pero a su vez la primera» y asegura que «en una partitura escrita, un compositor trata de decirnos lo que quiere, nuestro deber es tratar de averiguar lo que quiere y dar lo que quiere al oyente».
«Hay nervios, cada vez peor»
Asimismo, Joaquín Achúcarro afirma que aún «hay nervios y cada vez peor». El talentoso pianista explica que «ese nervio anterior lo tiene cualquiera que tiene que hacer una actividad precisa porque tiene que estar preparado al 200% por ciento«. Califica el concierto en el Guggenheim como «milagroso», tras recibir una magnífica crítica.
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