

Los sábados nos gusta abrir El KIOSKO a las tradiciones y jaiak de los pueblos, a las que también van ligados los carnavales y trajes tradicionales, lo que nos ha puesto tras la pista de un comercio del Casco Viejo de Bilbao de referencia en el mundo del disfraz y de la falda de mahón con puntilla blanca.
Aingeru Cuñado Sanjuan es nuestro entrevistado y el propietario junto con su mujer de la reconocida tienda de disfraces, Disfraz Jaiak, en la calle Bidebarrieta del Casco Viejo de Bilbao. Y si su nombre lo dice «casi todo» es porque nos quedan algunos detalles de su historia por descubrir.
Nos comenta a micrófono cerrado que con esta entrevista se siente un poco como si estuviera contando las memorias de un vendedor de disfraces, vamos a escucharle y a sacar nuestras propias conclusiones.
Nos remontamos a cuando nadie se compraba un disfraz
“Tengo muchas historias que contar que aprendí de pasar muchas horas al día con mis padres en la tienda de disfraces que tenían junto con sus socios en el Casco Viejo de Bilbao”. Hace unos 40 años que nació este primer negocio dedicado al disfraz, entonces ese mundo no era ni parecido a lo que es ahora. Como mucho la gente de se ponía un gorro en navidades.
Todo surgió durante una barbacoa con amigos de la que salió la idea. Formaron una sociedad y era solo una segunda actividad para todos excepto para la madre de Aingeru que fue la encargada de atender en el mostrador.
Fueron los pioneros “tuve muy buenos maestros”
Corrían los años ochenta. La tienda estaba en la calle El Perro, era pequeña y estrecha, tenía dos entradas. Estaba siempre repleta de cosas. “Había días en los que solo se vendía una peluca, fueron tiempos duros, hasta que poco a poco las campañas de carnaval fueron creciendo”.
Los disfraces venían en cajas y tenían otro precio. La confección era más artesanal. Eran los clásicos de princesas, piratas, hadas… sin foto identificativa.
“Consiguieron trabajando de lunes a sábado que se hicieran colas en la puerta en las fechas de carnavales. Llegaron a ser referencia en Euskadi y en España. “Aprendí muchísimo de ellos”
En aquellos años la tradición y los trabajos manuales eran importantes
“No es fácil mantener un local a pie de calle. Antiguamente se alquilaban los disfraces y había que lavarlos después”. Recuerda perfectamente a su madre poniendo lavadoras en casa y los tubos de brillantina que eran gigantes y había que echarla en tubitos en la cocina de casa.
Tenían encargos como el del Ayuntamiento de Abadiño. Había que vestir de aldeano a “Gerbas” el muñeco típico de las fiestas, y además les encargaban los globos gigantes con los que luego “Gerbas” marcharía volando y portando una nota identificativa para que donde callera supieran de qué lugar venía.
Tenía tres años cuando ya jugaba en la tienda con mis muñecos
Haciendo un rápido repaso de su historia personal.
“Fui creciendo entre disfraces. Eran tiempos muy diferentes a los actuales. Poco a poco todo fue a mejor. Pasaron los años duros y comenzaron a traer un gran surtido de disfraces. En Nochevieja empezó a disfrazarse la gente”.
“Con los años fui aprendiendo muchas cosas y participando de las ideas”.
Llegó una crisis mundial aquellos disfraces que antes se pagaban ya no se compraban, empezó el cambio. Apostamos por aumentamos nuestro catálogo y pudimos meter una línea más económica para la gente joven. Empezaron los bazares, Amazon …y me tenía que llevar el trabajo a casa.
Comienza una andadura en solitario, en 2013 nace Disfraz Jaiak
Fruto de nuevas ideas y de una reflexión personal comienza con su propio proyecto.
En la calle Somera del Casco Viejo había un local que le enamoró.
”Le doy las gracias a esa calle crecimos mucho. Los escaparates tenían mucho color. Nos fueron conociendo más, la gente se hacía fotos”. Los primeros años fueron duros, como los de cualquier comercio local que empieza, tenían de nuestra parte que la gente cada vez salía más y había muchas fiestas.
Se apostó por un catálogo que luego ha ido creciendo con 25.000 referencias. Una nave industrial en Lemona para los disfraces y todo informatizado para poder controlar donde está cada paquete y cuanto stock queda.
Montamos la página web para la venta online: www.disfrazjaiak.com
La venta online les abrió a un mundo más global y el mercado se amplió para lo que hubo que crear otra infraestructura distinta a la de la venta física. Son muy diferentes y ambas se pueden complementar. Es importante para el comercio local poder proponer ambas opciones.
“Los catálogos de antes pesaban muchísimo ahora tenemos seis tablets para que se pueda ver todo en tienda donde también lo tenemos por temáticas. La recogida puede ser en tienda o en nuestro almacén de Lemona. La página web ha ido creciendo. Durante el año estamos diez personas y en épocas fuertes hasta veinte. Es importante tener un buen equipo”.
“Me gusta mantener la esencia”
Ver a su madre detrás de un mostrador atendiendo a la gente le ha marcado y no quiere renunciar a lo que él llama “la esencia” que debe de ser lo que te hace entender qué es lo que busca la gente cuando quiere que alguien le asesore sobre un personaje concreto.
“La gente que viene a Disfraz Jaiak sabe que va a encontrar lo que busca. Mantener la tienda en el Casco Viejo es muy importante, vienen porque nos conocen”.
“Confían en nosotros y eso no quiero perderlo. Llamémoslo romanticismo”
Llegó la pandemia, las fiestas y las reuniones se acabaron de golpe
Quién no recuerda la pandemia como algo terrible para la salud y la calidad de vida de las personas. Nos confinamos en casa y no se podía socializar. Por supuesto todo contacto social fuera de los balcones de las casas era inviable. Para el comercio y la economía en general fue terrible. En Disfraz Jaiak parecía el principio del fin. Desaparecieron las fiestas y las reuniones sociales. Nos cuentan cómo lo vivieron.
“Sufrimos una pandemia mundial y luego fue muy difícil seguir”.
“Estuvimos a punto de tirar la toalla. Cambiamos de local, nos trasladamos a Bidebarrieta también en el Casco Viejo, donde estamos ahora”.
Al principio el local les parecía muy raro porque no tiene escaparates, pero para su sorpresa le dieron la vuelta aprovechando esas puertas tan grandes. Se les ocurrió sacar los maniquíes a la calle y acertaron, la gente se hace fotos con ellos. Le dieron un aire de museo y parece que gusta.
Ayudó mucho el contexto social ya que después de la pandemia vino el boom por celebrarlo todo.
Un mercado exigente marcado por las tendencias
Para innovar hay que estar muy al día y en el caso de los disfraces va muy unido a la actualidad social y a los estrenos de película. Un disfraz tiene mucha demanda y se agota rápido, ¿hay que tener una bola de cristal para ver el éxito de un personaje a futuro?.
Es importante conocer el mercado del cine, las películas que van a estrenarse este año y el que viene. Informarse de antemano de las tendencias en el cine, la televisión, los famosos, las redes sociales…. Es importante asesorar bien y dar ideas. “Apuestas por disfraces como El Juego del Calamar, Beetlejuice, Miércoles… Ahora estamos en verano y ya está hecho el pedido de Halloween y el del Carnaval del año que viene”.
Los carnavales, las despedidas de soltero, los cumpleaños. En verano llegan las fiestas de los pueblos y se puede decir que en casi todas hay algún día dedicado a los disfraces. ”En Bilbao se echa en falta”. Luego llega Halloween que ha crecido casi a la altura del Carnaval, los niños han contagiado a los padres y la Navidad con los disfraces de regalo.
Los trajes regionales y de fiestas con aires de futuro
Es un mercado que siempre han trabajado. Innovaron en su día la típica falda de mahon a la que le pusieron la puntilla blanca que disparó sus ventas, acompañada de la típica camiseta blanca con lauburu. En navidades el traje de baserritarra, el clásico de motas y en niño el blusón de cuadros, un poco las cosas más básicas. Esta propuesta forma parte también de la oferta de Disfraz Jaiak , va unida a las celebraciones en nuestros municipios.
Con el tiempo la gente empezó a pedir más cosas y se incorporaron los mendigoizales en un montón de colores y kaikus de cuadros. “Llegó un momento que vimos que les teníamos que dar toda la atención que se merecen. Creamos una web especializada que se llama LAUGELU, es una marca de Euskal Jantziak que se dedica únicamente a trajes regionales. Llevamos cinco años y la demanda crece”.
Están en un nuevo proyecto con LAUGELU y para el año que viene van a abrir una nueva tienda física de trajes regionales Euskal Jantziak. “Es un proyecto ambicioso y muy bonito.” Esto va en la línea que Aingeru describe como «mantener la esencia» con el trato directo que no quiere perder. Ya se les puede conocer a través de su web: www.laugelu.com
“Mantener lo tradicional con un toque moderno. Es una apuesta a futuro.”
Después de todo lo que nos ha contado Aingeru se puede intuir que no puede ser de otra manera. Siempre mirando a futuro, saber anticiparse a un mercado exigente está claro que marca la diferencia.