Compositor y pianista considerado uno de los músicos más importantes de la música clásica española y una figura relevante del modernismo musical.
En 1910 envió sus composiciones para piano Goyescas al pianista Montoriol Tarrés, que residía en París. Tarrés estudió la obra y se entusiasmó con ella. La divulgó y pronto, ganado el apoyo de Vuillermoz, logró que la Société Musicale Independante organizara el 4 de abril de 1914 un concierto enteramente dedicado a Enrique Granados. El éxito fue rotundo y constituyó la consagración del joven compositor. A raíz de este concierto le fue concedida la Legión de Honor y recibió de Rouché, director de la ópera parisiense, el encargo de convertir las Goyescas en ópera, para su representación en París.
Enrique Granados puso manos a la obra y concluyó la partitura sobre un libreto de F. Periquet; pero estalla la Primera Guerra Mundial y el proyecto se vuelve irrealizable. Así las cosas, Schirmer, el editor neoyorquino, enterado de la dificultad, se apresura a hacer proposiciones a Granados. Schirmer está dispuesto a editar la obra y la hará representar en Nueva York; Granados acepta y se traslada a América con su esposa.
La representación de Goyescas, efectuada en el Metropolitan el 28 de enero de 1916, constituyó un éxito, y Granados fue invitado por el presidente de los Estados Unidos para tocar en la Casa Blanca. Esta circunstancia fue causa de que el compositor perdiera el transatlántico que había de volverle a España. Cumplido su compromiso, no quiso esperar la salida de otro buque español y embarcó para Inglaterra; allí, en Folkestone, tomó el «Sussex», el cual, a poco de zarpar, fue torpedeado y hundido por un submarino alemán. Granados y su esposa murieron ahogados. La noticia causó sensación; en Barcelona, en Lérida, en París, en Nueva York, se le tributaron homenajes póstumos.
Además de las partituras citadas se deben a Granados, entre otras, las siguientes obras: Bocetos, 12 Danzas españolas, Piezas sobre cantos populares, Valses poéticos, Madrigal, la ópera María del Carmen (1898), Follet, Picarol, Liliana (sobre textos de Apel·les Mestres), una nueva serie de Danzas españolas, Sardana, Rapsodia aragonesa, El Pelele y El canto de las estrellas (para piano, coro y órgano). Para canto y piano compuso Canciones amatorias, Tonadillas, Elegía eterna, el poema sinfónico Dante, etc.
Enrique Granados fue además notable pedagogo; de la academia de música que en Barcelona llevaba su nombre salieron muchos de los mejores pianistas catalanes de esos últimos tiempos. Nuestro autor fue un extraordinario intérprete de la música popular hispánica, a la que estilizó con su alto sentido poético y su fina intuición.
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