Las gallinas han sido sacrificadas por millones a cuenta de la gripe aviar y las que viven han perdido su régimen de libertad y paseo por el verde, después de toda una historia de cautiverio y hacinamiento en jaulas de explotaciones salvajes en las que incluso les quitaban o ponían la luz para confundirlas con el paso del tiempo y sin poder distinguir entre el día y la noche, pudieran poner más huevos que los que sacaban en condiciones más normales. En fin, perrerías varias se le han hecho a las gallinas, como a otros animales, que nos hemos comido cerrando los ojitos. Hasta que ideologías sociales y políticas más progresistas, que defienden el bienestar animal, les fueron cambiando estatus, para que vivieran mejor, salieran de sus jaulas y pisaran tierra firme. Así pudimos llegar a la gallina campera, que danza por el verde picoteando pienso, o lo que pilla, hasta que se aburre.
Las gallinas estarán pensando que con el wokismo vivían mejor y que ha llegado Trump y les ha dado matarile o les ha llevado a la jaula otra vez. Porque ahora es más peligroso que estén fuera por si aparecen, y confraternizan, con otros congéneres que anden cerca y tengan la gripe aviar. Anatomía del Dia reflexiona sobre la pérdida de derechos fundamentales de las gallinas en estos tiempos inciertos. Así de loca está la vida. Con Cristina Maestro.
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