Este miércoles 10 de mayo se iniciaron nuevas jornada de huelga en las residencias de Bizkaia, hasta el 25 de mayo. Tras una primera jornada de manifestaciones y reivindicaciones, hablamos con Iratxe Viejo, ELA-Gizalan Ezkerraldea, para conocer la situación del conflicto. «Seguimos sin saber nada de la patronal ni de la Diputación. La última vez que estuvimos en la mesa de negociación fue en octubre del 21», aseguran desde el sindicato. «No vamos a parar, nos van a tener de frente y vamos a seguir luchando», alerta de cara al futuro.
Iratxe Viejo explica: «Llevamos sin convenio desde 2020 y la perdida de poder adquisitivo que estamos sufriendo es importante, viendo de los salarios que partíamos. Sigue pasando el tiempo y seguimos sin un planteamiento encima de la mesa. Vamos a defender que los cuidados son importantes para la sociedad». Más reivindicaciones que llevan a cabo: «Salud laboral, cargas de trabajo inasumibles, sustituciones desde el primer día, sector muy feminizado, la problemática de la eventualidad es un problema de género o en materia de salarios». También achaca que las instituciones «están mirando para otro lado, no se pone en valor lo que hacemos».
Asimismo, denuncian que «en enero los familiares recibieron cartas de que se iban a subir los precios de las plazas entre un 4 y un 10 %, con el argumento del convenio de las trabajadores». Según comentan desde el sindicato es «algo que no se ha firmado» y «por lo que no ha repercutido en el salario de las trabajadores ni en la calidad del servicio».
La lucha sigue
Las trabajadoras de las residencias de Bizkaia han manifestado de este modo que seguirán en lucha hasta que tanto las tres patronales del sector (GESCA, LARES y ELBE) como la Diputación Foral de Bizkaia garanticen en el convenio sectorial cuestiones tan básicas como son la estabilidad en el empleo garantizando jornadas a tiempo completo (cuatro de cada diez trabajadoras tienen un contrato parcial actualmente, y la mitad de estos contratos no alcanzan la media jornada), la sustitución de trabajadoras desde el primer día, la reducción de jornada a mayores de 60 años, así como un incremento salarial que posibilite llegar a fin de mes y de pasos reales en la equiparación con las compañeras del ámbito de cuidado no privatizados.
Las trabajadoras han interpelado también al Gobierno Vasco, denunciando que en este conflicto su única función ha sido la de favorecer los intereses de la patronal e invisibilizar y neutralizar la lucha de estas mujeres, con la ampliación de los servicios mínimos que imposibilitaban el derecho de huelga a más del 80% del sector. Piden al Gobierno Vasco menos campañas de autobombo para acabar con la brecha salarial y más actuaciones reales para solucionar un conflicto laboral de un sector tan feminizado y precarizado como el de las residencias.
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