Cultura
Esta mañana hemos tenido la oportunidad de charlar unos minutos con Jose Luis Larrañaga, restaurador profesional y profesor de la UPV / EHU. Larrañaga ha sido restaurador autónomo durante muchos años activo en Bizkaia. Además, actualmente es profesor de la UPV en la Facultad de Bellas Artes. Por eso, ahora está formando a los futuros profesionales.
Con él, hemos podido charlar sobre qué supone la profesión del restaurador. En qué consiste, por qué a veces se hacen las cosas mal e incluso por qué a veces hay casos de instrusismo.
Los restauradores piden profesionalidad
El mundo de la restauración y la conservación de obras de arte ha estado siempre salpicada por el intrusismo. Sin ánimo de lucro y con la mejor de las intenciones, muchas veces personas sin formación han terminado destrozando obras. El caso del ecce homo de Borja es el más famoso, pero son muchos los ejemlos. De hecho, en Euskadi también se ha dado casos: «Tropelías hay, está claro», reconoce el restaurador.
Legalidad y reconocimiento
Desde la Asociación Profesional de Conservadores-Restauradores (ACRE) han indicado estos días que los agravios a las obras ocurren por varios motivos. «Por un lado, porque puede que el bien no esté protegido como Bien de Interés Cultural (BIC)». Esto supone que esa obra o bien puede quedarse al margen de la ley. Además puede ocurrir que aún estando protegido o catalogado, pase algo parecido. Puede que no haya la suficiente vigilancia, que no haya un conservador-restaurador titulado, etc.
Sin embargo, es cierto que a veces sí puede darse mala praxis, que no se pidan las autorizaciones pertinentes. PUede ser que hay falta de profesionales en la materia. «Es un agravio para el propio bien cultural» y muchas veces estos trabajos son los contrario a lo que deberían. Por ejemplo, muchos creen que se restaura una pintura pintando encima. Sin embargo, como nos ha explicado Larrañaga, los restauradores trabajan retirando con cuidado la capa de barniz oxidado que tiene un cuadro.
Casos curiosos
Con el profesional hemos hablado de distintos casos emblemáticos. Por ejemplo, lo ocurrido tras la limpieza de la Capilla Sixtina, que sorprendió a muchos por sus colores vivos. Otro es el caso de la Gioconda en el Louvre, que no se sabe si terminarán limpiando su famosísimo color ocre.
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