
El auge de las redes sociales y la inteligencia artificial ha propiciado que cada vez sea más común utilizar aplicaciones que modifican nuestras fotos para envejecer nuestro rostro, convertirnos en dibujos animados o añadirnos efectos divertidos. Estas modas virales, aparentemente inofensivas, esconden riesgos reales. En EgunON Magazine, hemos hablado con Eduard Blasi, profesor de Derecho y Ciencia Política en la Universitat Oberta de Catalunya, para conocer cuáles son los peligros ocultos de ceder nuestra imagen a estas plataformas.
«Estas plataformas se quedan con las fotos y pueden usarlas para entrenar algoritmos»
Blasi ha advertido que al subir nuestras fotos a estas herramientas de IA, «muchas veces no tenemos claridad absoluta de lo que pasa detrás». Ha señalado que «incluso aunque esté en nuestro móvil, la imagen puede viajar y alimentar un algoritmo». Esto implica que perdemos el control sobre nuestro rostro o incluso nuestra voz si también se sube un vídeo.
Europa, más garantista que otros territorios
Según el experto, «en la Unión Europea hay unas garantías superiores» respecto al uso de datos personales. Las herramientas de IA desplegadas en Europa deben permitir que el usuario module el grado de privacidad. Aun así, Blasi ha insistido en que falta una «alfabetización de la inteligencia artificial», ya que «la mayoría de los usuarios ni siquiera son nativos digitales y no son conscientes de los riesgos».
Del entretenimiento al delito: el riesgo de los deepfakes
La conversación ha girado también hacia la creación de contenidos falseados con IA, como los deepfakes sexualizados, especialmente cuando se utilizan rostros de personas reales sin su consentimiento. «Aunque el cuerpo desnudo sea artificial, el rostro pertenece a una persona real, y eso tiene consecuencias legales reales», ha afirmado. En casos recientes, incluso menores han sido responsables de estas acciones, provocando sanciones a sus padres y posibles repercusiones penales.
Sharenting: cuando son los padres quienes ceden las fotos de sus hijos
Otro fenómeno abordado ha sido el del sharenting, la práctica de compartir imágenes de menores en redes sociales. «Muchos padres publican fotos de sus hijos incluso antes de que nazcan, en forma de ecografías», ha recordado Blasi. Cuando estos menores alcanzan la mayoría de edad, pueden descubrir que su imagen ha sido ampliamente difundida sin su consentimiento y sin posibilidad real de recuperar el control.
La recomendación: informarse y usar el sentido común
Blasi ha llamado a la responsabilidad de los usuarios. «Si no conocemos el literal de una plataforma, probablemente evitar compartir información sensible sea lo más indicado». Además, ha sugerido que «al menos, en las cinco plataformas que más usamos, deberíamos leer cuidadosamente los cambios en los términos y condiciones» para proteger nuestra privacidad.
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