En muchos países con pasados esclavistas, se ha impulsado una revisión crítica de la historia. Sin embargo, en España, el debate sobre la implicación del país en la trata y explotación de personas esclavizadas sigue siendo marginal. Esta falta de discusión deja cicatrices en la memoria colectiva, pero las huellas de esa historia continúan vivas en los archivos, monumentos y aspectos culturales como el cine y la literatura.
En este contexto, el libro Legados Culturales de la Esclavitud en la España Contemporánea abre una puerta para reflexionar sobre este tema tabú. A través de las investigaciones de Aurélie Vialette y Akiko Tsuchiya, el volumen reúne las voces de historiadores, artistas y activistas que exploran cómo el pasado esclavista sigue influyendo en la sociedad española.
La esclavitud en la península: un pasado oculto
Muchas veces, al hablar de la esclavitud, pensamos exclusivamente en las colonias. Sin embargo, la esclavitud también existió en la península. En ciudades como Cádiz, entre 1682 y 1729, hasta un 15% de la población estaba constituida por personas esclavizadas. Este porcentaje también era notable en otras ciudades del sur, como Málaga, Huelva y Las Palmas. De hecho, entre 1500 y 1800, España tuvo una de las poblaciones más grandes de africanos negros en Europa.
En su libro, Vialette destaca cómo, a través de la prensa de la época, se puede rastrear la presencia de personas esclavizadas en España. Incluso se encuentran anuncios de amos que ofrecían recompensas por la captura de esclavizados fugados, algo que sigue siendo ignorado en muchos discursos históricos.
La amnesia histórica en Estados Unidos y sus paralelismos con España
En los Estados Unidos, el borrado del pasado esclavista es un fenómeno deliberado, especialmente en el sistema educativo, donde se intenta minimizar la brutalidad de la esclavitud, usando términos como «recolocación involuntaria». Tsuchiya, quien es catedrática en la Universidad de Washington, explica cómo este fenómeno tiene su raíz en un deseo de preservar la supremacía blanca.
En contraste, en España el tema sigue siendo incómodo. La historiadora señala que en el país aún falta un esfuerzo institucional para revisar este capítulo oscuro. De hecho, muchos museos en países como el Reino Unido, Francia o los Estados Unidos se han dedicado a investigar el pasado esclavista, mientras que en España no existe un museo dedicado a la esclavitud y sus legados.
El papel de los museos en la reinterpretación del pasado
Los museos tienen un papel fundamental en la interpretación y resignificación de la historia. Vialette menciona la exposición Infamia, del Museo Marítimo de Barcelona, que aborda la participación de Cataluña en el comercio de esclavos. Esta es una de las iniciativas que permite a las sociedades enfrentarse a sus pasados coloniales de forma crítica.
De la esclavitud al racismo contemporáneo
El racismo que persiste en la sociedad actual tiene sus raíces en la historia de la esclavitud. Los legados de la esclavitud, tanto en el lenguaje como en las instituciones, siguen presentes. Tsuchiya y Vialette exploran cómo los vocabularios racistas y la invisibilización de las víctimas de la esclavitud son elementos que aún sustentan la discriminación racial.
Además, un tema clave en la obra es cómo algunas familias ricas españolas hicieron sus fortunas gracias al comercio de personas esclavizadas. Los ejemplos van desde los traficantes de esclavos hasta los bancos que financiaban estos actos inhumanos. Un caso interesante es el de Antoni Gaudí, cuyo mecenas, Eusebi Güell, tenía vínculos con la esclavitud en Cuba. Otro ejemplo destacado es el de Alejo Vidal-Quadras, fundador de Vox, cuya familia también tuvo relaciones con el sistema esclavista. Estos casos evidencian cómo las fortunas construidas sobre la explotación de personas esclavizadas siguen siendo parte de la historia no contada de la España contemporánea.
Formas modernas de esclavitud: una realidad que persiste
La esclavitud no ha desaparecido por completo. Hoy en día, las formas modernas de esclavitud, como la trata de personas con fines de explotación sexual, siguen siendo una problemática global. Tsuchiya y Vialette conectan estos legados con fenómenos como el encarcelamiento masivo en los Estados Unidos, que afecta principalmente a personas de color, y con la situación de los inmigrantes en España, quienes, a menudo, se enfrentan a condiciones de explotación laboral que recuerdan a la esclavitud.
Conclusión: no borrar, sino reflexionar
El análisis realizado por Vialette y Tsuchiya ofrece una oportunidad crucial para cuestionar un pasado que sigue influyendo en nuestras sociedades. Al no hablar de él, no hacemos sino perpetuar sus consecuencias. El futuro pasa por una reflexión crítica y una revisión de las narrativas históricas que aún se nos ocultan.
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