Petrushka de Stravinsky: el títere que cobra vida

Margarita Lorenzo de Reizábal recuerda el segundo ballet de Igor Stravinsky para los legendarios Ballets Rusos de Sergei Diaghilev

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Petrushka de Stravinsky: el títere que cobra vida

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Petrouchka fue el segundo ballet de Igor Stravinsky para los legendarios Ballets Rusos de Sergei Diaghilev, entre el deslumbrante Pájaro de fuego de 1910 y la revolucionaria Consagración de la primavera de 1913. La obra fue concebida originalmente como un concierto para piano y orquesta. El piano destaca en el ballet, que pone en escena una historia sobre un títere que cobra vida.

Fresco el éxito parisino de su partitura para la producción de 1910 de El pájaro de fuego de  Sergei Diaghilev, Stravinsky quiso componer una pieza más ligera para orquesta antes de sumergirse en el siguiente ballet a gran escala para la troupe de Diaghilev (la obra que sería siendo La consagración de la primavera). Veraneando en Lausanne, Stravinsky concibió una obra orquestal con piano concertante, «una especie de Konzertstück,» como escribió más adelante en su autobiografía: «Al componer la música tenía en mi mente la nítida imagen de un títere, súbitamente dotado de vida, exasperando la paciencia de la orquesta con diabólicas cascadas de arpegios. La orquesta, a su vez, contraatacaba con amenazantes explosiones de trompetas… lo que acababa en el triste y lloroso derrumbamiento de la pobre marioneta.» Las semillas de Petrouchka estaban plantadas. Cuando Diaghilev visitó después a Stravinsky ese verano, esperando encontrar iniciado el trabajo de La consagración de la Primavera, se sorprendió y preocupó un poco al descubrir que el compositor había puesto en marcha un proyecto diferente. Pero cuando Stravinsky tocó para él pasajes de Petrouchka, fue Diaghilev quien sugirió entusiastamente al compositor que convirtiera la obra en un ballet.

Con la ayuda de Alexandre Benois, un experto en el teatro de marionetas, Diaghilev y Stravinsky elaboraron un detallado argumento. La acción se centró en Petrouchka, la figura folclórica de un arlequín en la tradición de Punch y Judy, una especie de travieso holgazán. En la representación de Stravinsky y Benois, Petrouchka es un títere que cobra vida y molesta a todo el mundo, incluyendo a la bailarina colombina, de quien se enamora desesperadamente. «En abril de 1911», dijo Stravinsky a Robert Craft, «mi esposa regresó a Rusia con los niños, mientras yo me reunía en Roma con Diaghilev, el pintor Serov (que diseñó el oso del último cuadro), [Michel] Fokine y Benois. Éstos, mis colaboradores, estaban entusiasmados (excepto Fokine, por supuesto)». Completada la música a principios de 1911, Stravinsky entregó la obra al difícil Fokine, quien creó la coreografía. Vaslav Nijinsky bailó el papel protagonista en el estreno de la obra en París el 11 de junio de ese mismo año; Pierre Monteux dirigió la representación (entonces de 36 años), que tuvo lugar en el Théâtre du Châtelet. El revolucionario lenguaje musical de la obra, que hoy todavía asombra, causó una profunda impresión.


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