En EgunOn Bizkaia, Isaac Ruiz, técnico de IMQ Prevención, explica las claves del Proyecto Cero, una metodología con la que las empresas persiguen el objetivo de cero accidentes mediante la implicación de la dirección y la participación activa de la plantilla. Ruiz ha descrito que el tejido empresarial se sitúa en distintos niveles de madurez preventiva: algunas compañías cumplen principalmente con la documentación (la llamada “tercera división”), otras pasan del papel a hacer actividades sin alcanzar reducciones significativas (“segunda división”) y un grupo ha conseguido índices muy bajos de accidentalidad gracias a la concienciación de la línea de mando y de los trabajadores (“primera división”). El Proyecto Cero se presenta como la herramienta para alcanzar este último estadio.
¿Quién se puede sumar?
El invitado ha señalado que las organizaciones que se plantean el Proyecto Cero cuentan ya con sistemas de prevención relativamente avanzados e invierten en seguridad y salud. Como condición, la alta dirección se debe implicar de forma real en las actividades que se proponen.
Diagnóstico inicial y análisis de costes
Para arrancar, IMQ Prevención realiza un diagnóstico que incluye una “foto” de situación, el análisis de la siniestralidad y el desglose de los costes asociados a los accidentes, un aspecto del que muchas empresas no son plenamente conscientes. Asimismo, se ha efectúa una auditoría del sistema de gestión con foco en la comunicación y notificación de riesgos y en los factores ergonómicos.
Datos y escucha interna
Además de los datos cuantitativos, el proceso incorpora entrevistas y encuestas a trabajadores y mandos para recoger la visión cualitativa de lo que ocurre en la organización. Con toda esta información, IMQ Prevención elabora un informe y propone un plan de acción ajustado a cada caso.
Grupo de trabajo e indicadores
Ruiz ha detallado que las empresas crean un grupo de trabajo con presencia de la alta dirección, que se reúne periódicamente para el seguimiento del plan. En este marco se definen indicadores de control, como el número y el tipo de accidentes, para valorar la evolución. El especialista ha insistido en que la formación es corta y muy específica, orientada a los riesgos clave, evitando sesiones largas y genéricas en las que la atención se diluye. Este enfoque busca que los mensajes esenciales lleguen con mayor eficacia.
Notificación de riesgos y prevención proactiva
El Proyecto Cero refuerza la participación de la plantilla en la notificación temprana de riesgos para actuar antes de que se produzcan accidentes. “Se hace la prevención cuando se generan los riesgos”, ha resumido, subrayando la importancia de trabajar con el día a día de los puestos.
Ergonomía y hábitos en el puesto
IMQ Prevención analiza los puestos y tareas con mayor accidentalidad y pone el foco en la ergonomía. En función de cada casuística, se plantean ajustes de diseño del puesto (por ejemplo, altura o disposición de mesas) y se trabaja con las personas para mejorar hábitos y técnicas de trabajo.
Sectores y experiencias
Según Ruiz, el Proyecto Cero ha despertado especial interés en la industria y la construcción, y el equipo acumula más de 15 años de trabajo en distintas compañías. Entre las experiencias mencionadas, Turbo Reunidos, Eldu o Bellota han registrado mejoras tanto en reducción de accidentes como en concienciación de mandos y trabajadores.
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