Esta mañana nos hemos puesto con la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad para analizar los criterios con los cuales se estudia la obesidad en nuestro país. El Índice de Masa Corporal y el peso por sí solos no sirve ya para catalogar si alguien está sano o no, y cada vez más personas con obesidad denuncian que no se les trata igual que a personas con normopeso en las consultas del médico. Para la experta María del Mar Malagón, presidenta de la Sociedad, sí se puede estar sano y estar gordo a la vez, pero «la obesidad es puerta de entrada de enfermedades».
La SEEDO ha señalado que, pese a la llegada de los nuevos fármacos para controlar la obesidad, liderada por los análogos del GLP-1, siguen siendo necesarios cambios en los hábitos de vida para hacer frente a la enfermedad, tales como una alimentación saludable y la instauración de una rutina de ejercicio físico.
Herramienta fundamental
«El ejercicio físico es una herramienta fundamental en el tratamiento de la obesidad, y es importante prescribirlo correctamente desde Atención Primaria a endocrinólogos o profesionales del entrenamiento que se dediquen a ello», indica César Bustos, vocal de SEEDO.
Por ese motivo, desde esta sociedad científica se considera fundamental acreditar la formación, capacidades y los recursos humanos y materiales necesarios para poder usar el ejercicio como una medicina más, dentro del tratamiento contra la obesidad.
Además, desde esta institución se promueve y avala la creación de unidades especializadas de ejercicio físico en obesidad que ofrezcan un valor diferenciador al paciente y a la unidad que ofrece el servicio.
ACTIVIDAD FÍSICA, LA PIEDRA ANGULAR FRENTE A LA OBESIDAD
«La actividad física y el ejercicio supervisado por un especialista ha demostrado ser una herramienta eficaz contra la reganancia de peso, el mantenimiento y mejora de la salud y una ayuda inestimable para mejorar la respuesta de los tratamientos farmacológicos actuales (arGLP-1)», asegura el doctor Albert Lecube, vicepresidente de la SEEDO y jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital Arnau de Vilanova (Lleida).
Además, se ha comprobado que la adición de ejercicio supervisado a la farmacoterapia contra la obesidad mejora el peso saludable después de la conclusión del tratamiento en comparación con la finalización del tratamiento con farmacoterapia para la obesidad sola.
ACERCAR EL EJERCICIO A LOS HOSPITALES
Por todo ello, la SEEDO está llevando el ejercicio a diferentes hospitales de España por medio del programa formativo ‘Ejercicio físico como herramienta clave para las personas que viven con obesidad’.
«El principal propósito de este proyecto es proporcionar educación y promover la práctica segura de actividad física y ejercicio dentro del ámbito hospitalario a pacientes que viven con obesidad», resume María del Mar Malagón, presidenta de SEEDO. Esta iniciativa, que ha involucrado en 2023 a 11 hospitales y más de 700 participantes, ha sido reconocida ahora con sendos premios.
En concreto, ha obtenido el 2º Accésit del Premio Estrategia NAOS en el ámbito sanitario o sociosanitario, y ha sido finalista al mejor proyecto o trabajo en la enseñanza de posgrado y/o formación de especialistas de los premios de convocados por la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-UCM.
Como subraya César Bustos, que es CEO de la empresa No hay excusas, «entre otros muchos beneficios, el ejercicio físico mejora la sensibilidad a la insulina, el metabolismo de la glucosa, la salud cardiovascular, la capacidad pulmonar y la salud mental de las personas con obesidad»; además, según añade este experto, «permite aumentar el gasto energético y mejora la composición corporal».
Estos beneficios demostrados contrastan con el aumento de la obesidad y del sendentarismo. En España, más del 50 por ciento de la población adulta padece sobrepeso, reduciendo la esperanza de vida y generando un coste significativo para el sistema de salud y la productividad laboral.