Levantarse cada día pasa por ser el comienzo de una aventura que nos tenemos que tragar a palo seco. Si tuviéramos un buen director, le pondría la música adecuada a cada momento y seguro que nos parecería más glamurosa nuestra propia historia, que muchos días tiene trazas de serie de las buenas, porque la vida es un juego, un JUEGO DE TONOS.