La preocupación por el impacto de la crisis en las organizaciones del Tercer Sector Social de Euskadi es motivo de máxima preocupacion, ya que son entidades sin ánimo de lucro, sin músculo financiero…por lo que se atisba, tal y como ha señalado el Presidente de Sareen Sarea, Pablo González, el impacto va a ser importante en el capítulo económico y esto requerirá un esfuerzo en apoyo a la sostenibilidad.Estas son medidas que se comentaron en la Mesa de Diálogo Social para abordar más adelante porque en estos momentos las entidades continúan «achicando agua»,pero se vislumbra esa vulnerabilidad en las organizaciones.
El presidente de la Mesa de Diálogo Civil y de Saren Sarea, Pablo González, ha manifestado que «todos y todas nos sentimos vulnerables en este momento, pero se constata que las personas en situación de vulnerabilidad, son hoy doblemente vulnerables». «Desde las organizaciones del tercer sector social, subrayamos la necesidad de articular una respuesta solidaria que impulse y favorezca el mantenimiento de los vínculos sociales. Frente al aislamiento y al individualismo, la solidaridad debe guiar la búsqueda del bien común.
Aunque todavía seguimos en un contexto de agitación e incertidumbre, hay esperanza. El tercer sector social tiene sobrada experiencia en trabajar en entornos desafiantes», ha concluido González.
El Tercer Sector Social de Euskadi cuenta con casi 4.000 organizaciones de iniciativa e intervención social, canaliza la participación social de 160.000 personas voluntarias y 40.000 personas remuneradas.
En 2018, último año del que se dispone de datos económicos, las organizaciones sociales gestionaron un volumen económico de 1.736 millones de euros, equivalente al 2,3% del PIB vasco.