El protagonismo del Athletic en esta competición es una bendición. Regenera la ilusión de los aficionados cada temporada, aunque en ocasiones pueda desviar el foco de atención como pasó el domingo ante el Girona. Para bien o para mal, al trofeo del KO y al Club rojiblanco les unen fuertes lazos indisolubles.
No vamos a esconder que los golpes recibidos en las últimas finales han mermado la euforia colectiva en torno al camino copero de los leones. No se ven tantas banderas rojiblancas en los balcones ni se hacen planes, al menos de forma masiva, para el 6 de mayo en Sevilla. Tanta final perdida tiene sus consecuencias, sin olvidarnos de los 5 años sin disputar competición continental.
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A pesar de todo, a las 21h todos estemos vibrando con el Athletic y La Emoción del Bacalao. Somos reincidentes y a mucha honra. No se me ocurre ninguna otra fórmula para ganar un título que persistir. Aún llegando a la final es difícil ganarla, pero lo que es seguro es que, si no te clasificas para el último partido de La Cartuja, es imposible hacerlo.
El duelo en El Sadar va a ser a cara de perro. Osasuna llega con la flechita hacia arriba. Viene de ganar en el Pizjuán haciendo rotaciones, es decir, todo lo contrario que los zurigorri. Aún así confío en la respuesta de los de Valverde. Han demostrado que saben competir en este tipo de circunstancias. Toca trabajar la eliminatoria para cerrarla dentro de un mes con el respaldo de San Mamés. No les demos por muertos antes de tiempo.