Jasper Philipsen (Alpecin- Deceuninck) se ha llevado la victoria en la tercera etapa del Tour de Francia, de 193 kilómetros, entre Amorebieta- Etxano y Baiona, primera cita para los velocistas en esta edición de la ronda gala. Lo que ha empezado como una fiesta, la última entrega del Grand Départ de este Tour de Francia, ha terminado entrando en el terreno del tedio. Una etapa típica del Tour en la que el sprint es inevitable y el pelotón deja cocerse poco a poco a los fugados. Por suerte, la realización ha podido recrearse con planos turísticos, de esos que justifican el importante desembolso económico que supone traer un evento de la magnitud de la ronda gala. Y si uno se puede permitir el lujo de pasar la tarde del lunes frente al televisor, pocas compañías mejores que los paisajes costeros que ha mostrado la señal televisiva.
La fuga del día la han protagonizado el francés Laurent Pichon (Arkea) y una vez más, Neilson Powless (EF). El estadounidense está gastando mucho este Tour de Francia para continuar vistiendo el maillot de la Montaña. Quizá pueda estar malgastando sus buenas piernas, pero está dando visibilidad y ánimo a su equipo después del duro golpe que supuso perder a Richard Carapaz a las primeras de cambio. Además, en el Tour los maillots se defienden. Al menos eso es lo que han dicho en Cofidis para explicar que el ganador en el día de ayer, Victor Lafey, se haya escapado del pelotón para puntuar en el sprint intermedio.
Rematando el trabajo del equipo
El guion ha seguido el cauce establecido. Después de dos días duros, con una fuga que no inquietaba y con un previsible final para velocistas, el pelotón se ha limitado a controlar. Una vez Powless ha sumado todos los puntos que podía, ha cogido la bolsa de avituallamiento y casi cual excursionista se ha dejado caer al pelotón. En Quimper, Bretaña, los Pichon habrán disfrutado viendo a Laurent convertido en el gran protagonista de la jornada. No tenía opción alguna y aún así las ha apurado hasta el final. Una vez atrapado, la cabeza del pelotón ha visto alternancia de trenos de velocistas en busca de la victoria y equipos de la general que querían evitar problemas.
El sprint ha sido extraño extraño, fruto del trazado de la llegada. Philipsen ha logrado el buen trabajo de su equipo (incluido el muy implicado Van der Poel). Van Aert, se ha visto encerrado (más piernas que cabeza, otra vez) y ha quedado sin opciones. Finalmente, el belga se ha impuesto a Bahaus, ayudado por Pello Bilbao y a Caleb Ewan. Mañana los sprinters volverán a verse las caras en Nogaro.
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