El Amorebieta acudía al duelo con el Sporting con las dudas que generaba el haber caído al descenso tras una pésima trayectoria de ocho partidos sin ganar, con sólo dos puntos y dos goles sumados en esos dos meses, y unas sensaciones en cuanto al juego que no animaban precisamente al optimismo. Con esos antecedentes, además de los muy positivos que presentaba el conjunto asturiano, que por otro lado ejercía como local, la situación distaba de ser la ideal.
Pero a veces sucede que son precisamente estos partidos y esas circunstancias las que obran el milagro. Y es verdad que el Amore no logró la victoria, pero sí lo más cercano a ella. Y no lo decimos sólo por el muy valioso empate sumado, sino también por las buenas sensaciones que el equipo dejó, además en un escenario como El Molinón y ante el segundo clasificado de la liga (1-1).
La manta lo cubrió todo
Haritz Mujika confió una vez más las llaves de la portería al internacional Campos y se decantó por una defensa de cinco, con Manu Hernando, Gayá y Félix Garreta como centrales, dejando los carriles para Núñez y Lasure. Por delante, Sibo y Carbonell se situaban en la sala de máquinas, con Avilés en la derecha, Morci en la izquierda y Edwards como referencia ofensiva. Un equipo bien pertrechado atrás, que completó un gran trabajo defensivo, pero que en ningún caso dejó de mirar a la portería de Yáñez.
El encuentro arrancaba con acercamientos de las dos escuadras, un ida y vuelta que suele ser siempre del agrado del espectador pero una pesadilla para los entrenadores. El cuadro vizcaíno lo intentó con Edwards, pero enseguida llegarían las respuestas de los anfitriones, como la que tuvo Otero, bien respondida por un inspirado Campos. El internacional sub’21 vería poco después cómo el zurdazo de Cote pasaría cerca de su poste izquierdo. Es cierto que el encuentro bajó después algunos puntos en intensidad y al descanso se llegaría con un momentáneo armisticio.
Una rápida y efectiva respuesta
Sin embargo, ese papel firmado y sellado quedaría en suspenso tras la vuelta de vestuarios. Núñez fue el primero en romper las hostilidades, algo que sería respondido por Campuzano y Méndez. Lasure se encargaba de la siguiente incursión, seguido por Sibo. Y como ocurre a menudo con esa ley no escrita, cuando mejor estaba el Amorebieta llegó el tanto local. Corría el minuto 60 y Gaspar, máximo artillero gijonés, sumaba el séptimo del curso a su cuenta personal.
Rosas llevaba un suspiro sobre el verde y se encargaba de protagonizar una gran jugada por la banda derecha. La extraordinaria asistencia sería completada con éxito por el siete rojiblanco, picando por encima de la salida de Campos. Pero no era el día para el derrumbe azul y, a pesar de las circunstancias que acompañaban al equipo, en una indisimulada crisis, entendieron que no era momento de bajar los brazos, entregarse y prolongar el desastre.
Y así llegaríamos al minuto 67. El Amore botó un córner desde la izquierda y Gayá puso su pierna derecha al servicio del equipo. El remate del central parecía ser propicio para la exitosa intervención de Yáñez, que en efecto se produjo… pero con un inesperado final. Tras pegarle en el pecho y en las manoplas, el balón se coló con suspense entre sus piernas, para acabar alojándose en su portería, ante su impotencia y desesperación.
Una base para el futuro
Estábamos, en todo caso, lejos de poner fin al encuentro y a las opciones de victoria de uno y otro bando. El Sporting se aplicó en la tarea de retomar el mando en el luminoso, mientras los vizcaínos se reservaban la carta de los contragolpes como vía para llevarse el botín entero. Justo es reconocer que en esos minutos finales las más claras tuvieron sello astur, como la milagrosa intervención de Campos a disparo de Gaspar a bocajarro o el cabezazo de Otero al larguero tras saque de esquina, con posterior remate de Rivera al lateral. Núñez gozaría de la última del envite para desequilibrar la contienda del lado visitante.
Llegados al minuto 98′, el trencilla valenciano entendió que era momento de regresar a vestuarios, con un reparto de puntos que premiaba el enorme esfuerzo del Amorebieta, aunque los locales gozaran de mejores ocasiones. Sin embargo, la fe del equipo de Mujika dio sus frutos. Y por ahí debería ir el camino a partir de ahora, de forma que lo visto ayer en Gijón sirva a la propia plantilla para convencerse de lo que son capaces. El sábado (18:30) recibirán en Lezama a otra escuadra llamada a estar en los puestos nobles, como es el Tenerife. Lo contaremos en Radio Popular-Herri Irratia.
SPORTING: Yáñez, Cote, Insua, Gaspar, Nacho Méndez (Djuka, 85′), Campuzano (Villalba, 59′), Roque Mesa (Rivera, 76′), Otero, Hassan (Queipo, 76′), Rober Pier y Pascanu (Rosas, 59′).
SD AMOREBIETA: Pablo Campos, Álvaro Núñez, Manu Hernando, Gayà, Félix, Lasure (Jorge Mier, 75′), Sibo (Erik Morán, 75′), Carbonell, Edwards (Rayco, 75’), Avilés (Dorrio, 65’) y Morci (Eraso, 87′).
Goles: 1-0 (Gaspar, 60′), 1-1 (Gayá, 67′)
Árbitro: Caparrós Hernández (Colegio Valenciano). Amonestó a Rivera (Sporting), y a Sibo, Lasure, Manu Hernando, Núñez y Campos (Amorebieta).