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¡Desastre!

Roglic, Evenepoel y Vingegaard abandonan la Itzulia tras una caída múltiple en la que se rozó la tragedia
¡Desastre!
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Desastre. Qué desastre. La Itzulia  termina el sábado en Eibar pero el recuerdo que dejará esta edición ya esta grabado a fuego en la memoria de los aficionados. Y no, no se trata de una de esas gestas que se cuenta de generación en generación, no. Esta Itzulia será recordada por una caída durísima que ha enviado a casa a los principales favoritos Roglic (Bora), Evenepoel (Soudal) y Vingegaard ( Visma Lease a Bike). También ha mandado al hospital a corredores como Jay Vine (UAE). Nos ha dejado con el corazón en un puño. Nos ha recordado que este deporte tiene un inherente componente de peligro y que solo la prodigiosa habilidad de sus protagonistas impide que veamos más accidentes. La etapa la ha ganado el sudafricano Louis Meintjes (Intermarché), tras un simulacro de carrera. Pero poco ha importado.

Parecía que hoy sí sería el día de los capos y fue el que los eliminó. Todo parecía seguir el guión prestablecido. En fuga seis hombres, el mencionado Meintjes, filtrado en la fuga para consolidar su liderato de la Montaña, los txirrindularis Joseba López (Caja Rural) y Mikel Retegi (Kern Pharma), el checho del Burgos Karel Vacek, el neozelandés Reuben Thompson (Groupama) y el doppelganger de Alaphilippe, Mathieu Burgaudeau (Total Energies). Vaya día para perder la fuga le ha tocado a Euskaltel, el día en el que desgracia mediante, más barato ha estado pelear por la victoria de etapa.

Al ser la fuga más numerosa que en otras etapas, ha logrado más ventaja que en otras ocasiones. Habiendo partido de Etxarri Aranatz,  los favoritos parecían destinados ha encender la mecha en las tres subidas previas a la meta en Legutio: Olaeta, Untzilla y Leintz Gatzaga. En el descenso de la primera de las cotas, con los fugados todavía por delante, una brutal caída ha sacudido al pelotón.

Máxima preocupación

Landa, que conocía al dedillo la carretera, lideraba el descenso pensando en las opciones de Remco. La curva era rápida, señalizada pero con un vallado que acababa antes del vértice. En el costado izquierdo, un abrevadero y unas grandes rocas para impedir el paso de vehículos. Dicen los habituales de la zona que las raíces de los árboles generan irregularidades en el firme. Así lo apuntaba, por ejemplo, Mikel Bizkarra, corredor de Euskaltel que no ha sido de la partida en esta Itzulia.

Habrá tiempo de buscar explicaciones. Lo que sabemos es que Tesfatsion (Lidl) se ha ido al suelo, Remco se ha ido recto y aunque ha logrado mantener el equilibrio en la hierba durante unos metros, también ha caído. Y a partir de ahí, no daban los ojos para situar a tanto caído. Roglic, aunque no se ha llevado la peor parte, besando el asfalto por segundo día consecutivo, frustrado. Vingegaard, en una posición preocupante. Vine, inerte. Sean Quinn (EF), con compañeros preocupados.

En esas ha aparecido Remco, inmovilizando su propio brazo en una pose que recordaba a un torero. A partir de ahí confusión, preocupación pero una matemática clara. Si todos los heridos se iban en ambulancia, la carrera no iba a poder continuar. Y así fue. La decisión, tan salomónica como difícil de entender. El pelotón iba a llegar meta neutralizado y los tiempos no iban a contar para la general. Y los de la fuga podían jugarse la victoria de etapa. Seis hombres para jugarse una etapa WT. ¿El Critérium de Saitama? ¿A esa hora del día? ¿En esta parte del mundo y ubicado específicamente en la cuarta etapa de la Itzulia? Algo parecido. Meintjes ha hecho valer sus galones, a pesar del empuje de Vacek. Pero cuando ha cruzado la línea de meta, hacía tiempo que la etapa había dejado de ser importante.

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