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El acusado del crimen en un bar de Bilbao en 2022 reconoce que mató a su pareja y que la maltrataba

Una amiga de la víctima asegura que tenía "pánico" al encausado, para el que la Fiscalía pide 28 años de prisión
El acusado del crimen en un bar de Bilbao en 2022 reconoce que mató a su pareja y que la maltrataba
Audiencia de Bizkaia / EUROPA PRESS
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El acusado de matar a su pareja en un bar del barrio de San Francisco de Bilbao en diciembre de 2022 ha admitido ser el autor del crimen. «Reconozco que maté a mi mujer y el maltrato hacia ella», ha afirmado el encausado, que ha explicado que tenían «muchos problemas de relación muy feos» y ha asegurado que se arrepiente «todos los días del dolor terrible» causado a la familia de la víctima, aunque sabe que «lo que diga no cambiará nada».

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Bizkaia ha iniciado este lunes el juicio por este crimen, en el que el acusado se enfrenta a una petición de pena por parte de las acusaciones de hasta 28 años de prisión y otros 10 años de libertad vigilada por delitos de asesinato y maltrato habitual, con agravante de género y parentesco.

Delito de homicidio

Por su parte, la defensa considera los hechos constitutivos de un delito de homicidio con las atenuantes de confesión, consumo y adición a bebidas alcohólicas, arrebato u obcecación, y reparación del daño, por lo que plantea una pena de ocho años de prisión.

Tras la elección del jurado, compuesto por tres hombres y seis mujeres, la sesión del juicio ha comenzado con la lectura de las conclusiones provisionales de las distintas partes personadas en el proceso por el crimen sucedido en las primeras horas de la mañana del 28 de diciembre de 2022 en un bar de San Francisco, que la víctima regentaba.

Según recoge el escrito de la Fiscalía, cuando se hallaban en el local, donde habían pasado la noche, el acusado, «movido por el ánimo de acabar con su compañera sentimental», golpeó y atacó con un cuchillo de 20,5 cm de hoja a la mujer, causándole «múltiples lesiones» que afectaron a diferentes partes del cuerpo y le ocasionaron la muerte.

Delito de asesinato

La fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, ya que el crimen se produjo con «alevosía» –porque se procura de «medios para causar la muerte» y la víctima no pudo defenderse– y con «ensañamiento». Asimismo, añade las agravantes de parentesco y de género. Por ello, solicita una pena de prisión de 25 años y otros diez años de libertad vigilada.

Asimismo, le acusa de un delito de maltrato habitual, por lo que pide otros tres años de cárcel. Según ha explicado, en la relación que mantenían el acusado y la víctima había «una situación de control y desigualdad» y el crimen es «el último de los escalones de toda la escalada de violencia» que existía. La fiscal ha recordado que existen dos procedimientos por delitos de violencia de género pendientes de señalamiento contra el encausado.

La acusación particular en representación de la familia y las acusaciones populares de la asociación Clara Campoamor y el Ayuntamiento de Bilbao coinciden con la Fiscalía en la calificación de los hechos.

Maltratador serial

En palabras del abogado de la familia, el acusado es «un maltratador serial», que tiene «antecedentes policiales desde el año 2008 y tenía una condena por maltrato a otra pareja anterior», y que «buscaba este tipo de relaciones de superioridad y dominio» que acabó con la muerte de la víctima «sin posibilidad de defensa» en el bar cerrado.

La abogada que representa al Ayuntamiento de Bilbao ha lamentado que el tiempo de relación entre ambos fue «un constante sufrir agresiones», mientras que la representante de la asociación Clara Campoamor ha destacado que «el propio encausado alude a que comete el asesinato porque le dice que le deja».

Por su parte, la abogada del acusado ha destacado que su defendido ha reconocido «desde el inicio del procedimiento y antes» que había matado a su pareja, pero «no es lo mismo asesinato que homicidio», como plantea por su parte. Así, propone una pena de ocho años de prisión.

La defensora admite los agravantes de parentesco y de género, ya que «eran pareja». No obstante, considera que existen circunstancias atenuantes como su confesión «antes de que nadie supiera» del crimen y que no pusiera «ninguna pega» para colaborar en la investigación ni «dificultad» para ella.

También alude a la eximente por consumo y adición a bebidas alcohólicas, ya que su defendido «es alcohólico» y ese día consumieron alcohol y cocaína, lo que «alteró sus capacidades volitivas y de control». Del mismo modo, plantea la atenuante de arrebato o obcecación, ya que «en un momento dado perdió el control de la situación y atacó» a la víctima. Finalmente, agrega una atenuante de reparación del daño porque «ingresa dinero» a la hija de la víctima desde prisión.

«Reconozco los hechos»

Tras las exposiciones de los letrados, ha prestado testimonio el acusado, que ha contestado exclusivamente a las preguntas que le ha realizado su letrada. «Reconozco todos los hechos de que se me acusa. Maté a mi mujer. Reconozco los maltratos que he tenido hacia ella», ha manifestado el encausado, que ha asegurado que tenían «muchos problemas de relación, problemas muy feos», por lo que «varias veces ha venido la policía» a su domicilio.

Según ha apuntado, en el año y medio de relación que mantuvieron, tuvieron «muchos problemas» de convivencia «por el alcohol y los celos». «Bebíamos demasiado», ha apuntado el encausado, que ha explicado que el día de los hechos él «no tenía que estar» en el bar, pero la víctima le llamó a casa para decirle que iba a hacer, con una amiga, un ritual boliviano para «desear prosperidad» al negocio.

Durante ese ritual, ha asegurado, consumieron «mucho alcohol y cocaína» y no recuerda «la pelea» que mantuvieron. «No sé cómo he hecho todo esto», ha afirmado el acusado.

Según ha indicado, «no sé qué me pasó ni qué hice, pero todos los días que pasan me arrepiento por ello, por los maltratos, me arrepiento por lo que he hecho, el dolor terrible que le he causado a su familia, a su hija, a su nieta, a la sociedad», a los que ha pedido «perdón», aunque «todo lo que haga o lo que diga no cambiará lo que he hecho».

Pánico

También han prestado testimonio en esta sesión, mediante videconferencia desde sus países de origen, tres testigos, entre ellos un mujer que tuvo alquilada durante unos meses una habitación en la vivienda que compartían el acusado y la víctima en Bilbao.

La mujer ha relatado que, aunque durante ese tiempo no presenció agresiones físicas, sí «escuchaban gritos» y la víctima salía «llorando» y «con moratones», aunque decía que «se había caído o golpeado» porque le tenía «pánico».

La testigo ha explicado que la víctima estuvo «un mes sin salir del apartamento porque él se lo prohibió» y el acusado «le rompía los celulares» y le dijo que «no hablara tanto con su hija». A su entender, el encausado era «exageradamente celoso» e, incluso cuando no bebía, «le controlaba mucho y ella le tenía también mucho miedo», aunque le trataba de «mi amor», y «los golpes eran con los tragos».

Finalmente, han declarado la hija y el marido de la víctima, con los que mantenía contacto telefónico. Según ha explicado él, tres semanas antes del crimen se cortó la comunicación cuando estaban hablando y, unos días más tarde, ella le volvió a llamar y le dijo que el acusado la había agredido y tuvieron que llevarla a un hospital, tras lo que le recomendó que le dejara y ella le contestó que le había denunciado.

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