Galarreta y la piedra filosofal

Los primeros minutos del eibartarra coinciden con los mejores minutos de la temporada y el primer triunfo a domicilio
Galarreta y la piedra filosofal
Galarreta en el once inicial ante la UD Las Palmas / Athletic Club
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Con el paso de los años uno va creyendo menos en las casualidades y más en las causalidades, motivo por el que se producen los efectos. La victoria del Athletic en Las Palmas nos deja muchos nombres a destacar como el de Oihan Sancet, Iñaki Williams, Nico, Paredes o el propio Jauregizar hasta la expulsión, pero coincidencia o no, los mejores minutos del curso han llegado con el debut de Iñigo Ruiz de Galarreta en la presente campaña.

El eibartarra fue la piedra angular sobre la que construir el armazón rojiblanco la temporada pasada. Fue la pieza que completó el puzle y cuya presencia mejoraba el juego de sus compañeros hasta alcanzar la quinta plaza y conquistar la ansiada vigésimo quinta Copa del Rey en Sevilla ante el RCD Mallorca.

El cerebro del equipo

Ernesto Valverde, que algo sabe de fútbol, no dudó en alinearle a las primeras de cambio. El entrenador rojiblanco suele ser bastante cauto con los jugadores que salen de lesión y los suele ir metiendo poco a poco para evitar sustos, pero la necesidad de los tres puntos le hizo apostar de inicio a su ‘cerebro’ en el campo para ordenar el juego de los leones, sacar los 3 puntos del estadio Gran Canaria y ganar tranquilidad para la acumulación de partidos que se les viene encima a los zurigorri.

El partido de ‘Galaxy’ en Las Palmas no fue el mejor de su carrera, ni tan siquiera fue el mejor león del partido, pero su presencia se nota desde el minuto uno. Sabe ordenar a sus compañeros, sabe cuando jugar en largo, cuando quedarse con el cuero, es quien pone a bailar a sus compañeros en función de lo que pide el choque en cada momento del mismo. Evidentemente no está en su ‘prime’ físico, pero su inteligencia y experiencia le sirven para liderar al equipo. Gran fichaje para el Athletic después de este parón FIFA.

Nombres propios

Galarreta aparte, el duelo insular nos dejó a varios jugadores bajo el foco. Oihan Sancet e Iñaki Williams fueron una auténtica tortura para la endeble defensa amarilla. El navarro firmó su tercer bacalao de la temporada en cinco partidos, mientras que el mayor de los Williams dejó para la estadística las tres asistencias de gol. Dio incluso una cuarta, pero se anuló por fuera de juego de Sancet.

Un peldaño por debajo de estos dos jugadores, pero también a un gran nivel, estuvieron Nico y Guruzeta. El internacional nos dejó una delicatesen en el segundo tanto, al alcance de unos pocos elegidos que afortunadamente podemos disfrutar en Bilbao, al menos un año más. ‘Guru’ supo hacer de hombre de boya cuando tocaba y asociarse con el resto de atacantes. Su picardía al dejar pasar el centro de Iñaki Williams fue clave para inaugurar el marcador. Jugador de equipo.

Mikel Jauregizar estaba disputando un partido muy completo, pero su expulsión acabó afeando su participación. A pesar de todo es un jugador que sigue creciendo y que se ha ganado la total confianza de su míster. Si damos un paso atrás nos encontramos con la seguridad que dieron Vivian y Paredes. Toca hacer especial mención en el de Arrigorriaga porque salvó un gol cantado bajo palos y anotó el de la victoria. Pleno para él.

Problemas en la portería

El único lunar de la visita a Canarias, al margen de la expulsión, la encontramos bajo palos. Julen Agirrezabala falló en los dos goles encajados en el peor partido que se le recuerda al guardameta de Rentería. Se comió el potente disparo de falta de Sandro, que le pasó por encima de la cabeza, y luego erró en la salida que acabó con el cabezazo de Muñoz a la red. Los errores le afectaron y se le vio dubitativo en cada córner y cada centro, algo a lo que no estamos acostumbrados porque siempre ha transmitido una gran serenidad en su puesto. Lo mejor es que en su peor día, el equipo ganó.

Ahora toca mirar a Leganés y Celta, dos oportunidades para colocarse en la zona noble de la tabla y afrontar la competición europea sin apreturas clasificatorias. Es el momento de medir la profundidad de banquillo porque de un partido a otro debemos acostumbrarnos a que haya 4 o 5 cambios como mínimo. Llega el momento de la verdad.

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