A partir de enero de 2025, Instagram convertirá en privadas todas las cuentas de menores, limitando su acceso a contenido sensible y notificándoles cuando superen los 60 minutos de uso diario. Solo podrán interactuar con personas que conozcan, lo que pretende ofrecer mayor seguridad a los adolescentes. Sin embargo, los expertos advierten que estas medidas pueden ser insuficientes.
Silvia Martínez, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC e investigadora del grupo GAME, señala que el principal problema sigue siendo la falta de un sistema efectivo de verificación de edad. “Los menores pueden mentir sobre su edad y evitar las restricciones”, explica. En España, el 65% de los jóvenes entre 13 y 15 años ya utiliza Instagram, según datos de Qustodio de 2024.
Con las cuentas privadas, los menores deberán aceptar solicitudes de seguidores conocidos para recibir comentarios o mensajes privados. Aunque esto puede reducir las interacciones no deseadas, un estudio de UNICEF revela que el 42% de los adolescentes ha recibido mensajes de contenido sexual. “Los acosadores utilizan identidades falsas, lo que les permite colarse en estos círculos cerrados”, explica Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya.
Además, muchos jóvenes utilizan más de un perfil en la misma red social, lo que complica el control parental. Se estima que dos de cada tres adolescentes gestionan varios perfiles, uno para familiares y otro para amigos.
Impacto en la salud mental
Instagram también limitará el acceso a contenidos que puedan afectar la autoestima de los adolescentes, como la violencia o el bullying. Sin embargo, la plataforma sigue siendo una de las más perjudiciales para la salud mental de los jóvenes. Un estudio de RSPH sitúa a Instagram como la red social con mayor impacto negativo en este aspecto, seguida de Snapchat y Facebook.
La nueva función de notificación de tiempo de uso enviará alertas a los adolescentes cuando superen los 60 minutos conectados. No obstante, los expertos advierten que esta medida podría ser poco efectiva. “Si un adolescente está enganchado, es probable que ignore la advertencia y siga navegando”, señala Lalueza.
