El incomprensible calendario del baloncesto europeo

El Surne Bilbao Basket pierde a toda su plantilla durante las ventanas FIBA
El incomprensible calendario del baloncesto europeo
Un balón de baloncesto, distintas normas / depositphotos
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Las normas estaban claras desde el verano, los equipos que disputan la Liga Endesa sabían que perderían a sus jugadores en el caso de ser llamados por sus selecciones en los compromisos internacionales en partidos clasificatorios para el EuroBasket 2025, las denominadas “ventanas FIBA”.

La primera de estas paradas obligadas, del 18 al 26 de noviembre, deja a Jaume Ponsarnau sin 10 jugadores que no volverán hasta el jueves 28 a escasas 48 horas de jugar en la cancha del Casademont Zaragoza. Y después llegará otra ventana, del 17 al 25 de febrero de 2025, justo después de la disputa de la Copa. Bilbao Basket, como la mayoría de los equipos ACB, estará en barbecho del 8 de febrero al 2 marzo.

Sin embargo, los que disputan la Euroliga no pararán de competir y se las ingenian para no ceder jugadores, seguirán compitiendo mientras el resto de equipos se ve obligado a reinventarse o parar su actividad.

No por conocer la hoja de ruta se debe aceptar sin poner el grito en el cielo, no cambiará nada ya que a FIBA sus “ventanas” le ofrecen un buen dinero, aunque no compitan en las selecciones nacionales los mejores. Ni rastro de los NBA y, por supuesto, de los Euroliga. Hay quien desafía a la lógica como el madridista Hezonja que ha logrado permiso del Real Madrid para no jugar su partido de Euroliga y como caso extremo Toko Shengelia la pasada temporada con la Virtus Bologna se midió a Baskonia en Euroliga y jugó dos partidos de clasificación para el Mundial 2023 con Georgia en cuatro días.

Normas distintas

La guerra FIBA-Euroliga se mantiene ajena a la lógica por varias razones y no solo por trocear la elite del basket europeo. No contar con los mejores jugadores es de por sí un despropósito, pero además cada ventana encontramos nacionalizaciones que rozan el esperpento. Lorenzo Brown con España, Kamar Baldwin con Georgia, Dylan Osetkowski con Alemania y un largo reguero de nacionalizados de una norma absurda. El hombre de negro Abdur-Rahkman podría jugar la Asia Cup de 2025 con Arabia Saudí y el navarro Great Osobor, estrella de la NCAA, jugaría como extracomunitario en competiciones FIBA al estudiar en Estados Unidos desde los 14 años.

No parece cercana la solución, cada verano parece que se acerca un acuerdo entre FIBA y Euroliga que se reparten un pastel que no da para todo. Es incomprensible la estructura de cuatro competiciones de clubes y colocar las clasificaciones a eventos por selecciones insertadas sin pensar en los deportistas y, sobre todo, en los aficionados. Mientras ese momento llega, el encaje de bolillos para entender el calendario, cupos, competiciones y demás cuestiones diversas irá cerrando el camino del gran público para que los “muy fans” sigan refugiándose en un deporte maravilloso gestionado de manera absurda.

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