El 29 de abril de 1984 San Mamés fue testigo de un derbi de infarto entre el Athletic Club y la Real Sociedad. Los leones, dirigidos por Clemente, se jugaban el título de Liga en la última jornada del campeonato, con el Real Madrid y el FC Barcelona pisándoles los talones.
En un ambiente de fiesta en La Catedral, abarrotada como en las grandes citas, el Athletic tenía que ganar para mantener el liderato y evitar así que merengues o culés le arrebatarán su segunda conquista de Liga consecutiva. Enfrente, una Real que aún aspiraba a una plaza para la Copa de la UEFA.
El Real Madrid, por su parte, jugaba en Sarriá ante un RCD Espanyol sin nada en juego, y el FC Barcelona asumía un desplazamiento complicado al Vicente Calderón.
Emoción hasta el final
La emoción fue la nota dominante de esta última jornada por las alternativas producidas en los tres partidos que decidían el título de Liga: el temprano triunfo blaugrana en El Manzanares (1-2) y el empate momentáneo de la Real en San Mamés, que coincidía con el del Real Madrid en Sarriá, motivaron por momentos el júbilo de las diversas hinchadas.
Pero el bacalao de Iñigo Liceranzu (2-1), más conocido como Rocky, y que ya había marcado el primero de la tarde en La Catedral, acabó con todas las especulaciones. Un tanto histórico por partida doble ya que, además de valer una liga, la que sumó la octava en el palmarés del Athletic, supuso el tanto 3.000 del conjunto rojiblanco en el campeonato liguero.
Todo quedó como estaba antes de arrancar la jornada: el Athletic Club revalidó su título de campeón de Liga gracias al gol average particular con el Real Madrid, segundo clasificado e igualado a puntos con los leones, y el FC Barcelona fue tercero, con un punto menos.