

Una rotonda. Algo perfectamente normal desde hace décadas para facilitar el tráfico en carretera. Un tipo de intersección caracterizado por que los tramos que en él confluyen se comunican a través de un anillo en el que se establece una circulación rotatoria alrededor de una isleta central (Wikipedia dixit). Algo que los norteamericanos no terminan de entender. Algo que casi todo el mundo piensa que está por todas partes en Vitoria. Todo eso es una rotonda. Menos para Alex Aranburu (Cofidis), para el corredor de Deba una rotonda es un elemento aterrador que asusta más que Freddy Krueger. Porque una rotonda ha amenazado con quitarle su victoria, la conseguida en la carrera de casa, en las carreteras de su herrialde. Ha ganado Aranburu, pero ha ganado volviendo de entre los descalificados, con una resurrección anticipada a poco de la Semana Santa. Maximilian Schachmann (Soudal) sigue líder y a Pello Bilbao, que ayer sufrió una caída, se le han escapado las opciones en la general.
Partida de ajedrez entre los grandes bloques
El recorrido ha funcionado a la perfección. A pesar de las dudas generadas por los 20 kilómetros entre Gaintza y Lazkaomendi, estos han resultado ser una bendición, no un factor inhibidor de los movimientos. Ha costado hacer la fuga, en ningún momento ha habido estabilidad en la situación de carrera y, ante todo, hemos visto a dos bloques muy potentes y con ganas de plantear diferentes situaciones de carrera. UAE y Red Bull Bora se han animado a mover a sus peones (Mcnulty, Del Toro y Soler por el lado emiratí, Vlasov por los de la bebida energética).
Los de Matxín han planteado un interesante escenario con Soler, que se ha marchado con los galos Berthet (Decathlon- AG2R) y Rudy Molard (Groupama FDJ). A lomos de su Van Rysel, Berthet es el que más lejos ha llegado, cuando por detrás ya se había producido el movimiento de Red Bull Bora, con un gran Vlasov en defensa de los intereses de Lipowitz. Con los favoritos divididos en dos grupos (el líder, con muy buenas piernas, iba en el delantero) UAE se ha visto obligado a quemar la baza de Del Toro. La persecución ha culminado en las primeras rampas de Lazkaomendi, donde Lipowitz y Schachmann han tratado de irse por delante. Cuando parecía que el dúo germano iba a asestar el golpe definitivo, ha emergido la figura de Alex Aranburu. El campeón estatal ha ido poco ha poco cerrando el hueco, hasta unirse a la punta de la carrera.
Un final made in Itzulia
El descenso ha sido rápido, con un leve reagrupamiento. Aranburu ha aprovechado un pequeño parón para irse por delante y, manejando bien sus fuerzas, ha podido levantar los brazos en la meta de Beasain. Un éxito muy emotivo. Un guipuzcoano ganando en Gipuzkoa. Solo que no ha sido así. Rebobinemos. Kilómetro y medio para la meta. Aranburu tiene una ligera ventaja, llega a una rotonda ( si no están familiarizados, las he descrito en el primer párrafo) y el de Deba la toma por la derecha, la opción más rápida. Lo hace, es cierto, por un pequeño hueco entre una valla dispuesta por la organización. Sus perseguidores, lo hacen por la izquierda. No parece que la ventaja obtenida sea la diferencia entre la victoria y la derrota. Si acaso, es la diferencia entre llegar justo o poder celebrar. Y Aranburu celebra. No se lo cree. Ha ganado en casa.
El auxiliar se emociona, el público se viene arriba. Aranburu habla con los medios, el clásico canutazo de campeón. Aranburu vuelve a hablar con los medios, la típica entrevista con el medio oficial. Sale el líder y dice que Aranburu ha sido el único que la ha tomado bien. Y empieza el podio. Se entrega el maillot de líder. Y los secundarios. Pero el ganador no sube al podio. Y entonces lo hace. Pero no es Aranburu. Es Romain Gregoire. Confusión. Rabia. Aranburu descalificado (tarjeta amarilla, el deporte de ir del punto A al B cada vez es más complejo), victoria para el francés.
Y es que Aranburu había pasado la rotonda por donde no tocaba. Salvo porque en el libro de ruta dice que había que hacerlo por la derecha. Y una vez más una gran tarde de ciclismo se ve empañada por cosas que no deberían pasar. Cosas que, de hecho pasan poco. Pero parece que siempre pasan en la Itzulia.
Plot Twist: Mejor que cualquier serie de Netflix
Solo que esto tampoco ha sido así. Aranburu reclama, Aranburu espera. En una emisora de radio entusiasmada con el contenido multimedia, un cronista solitario termina la segunda versión de su crónica. La primera, un épico relato sobre la victoria de un corredor vasco en nuestra prueba más importante. La segunda, mitad crónica mitad tratado de movilidad urbana, con explicaciones sobre rotondas. Y llega el comunicado oficial. El cronista mira al móvil. Avisa en casa. «Llego (aún más) tarde. ¿La razón? Espera, te cuentan los comisarios». Y es que la post-etapa ha tenido casi más acción que la etapa. mejor que lo expliquen los que mandan.
«Tras las primeras imágenes recibidas, se tomó la decisión de descalificar al dorsal 51 por ‘Desviación del recorrido de la prueba con obtención de ventaja’, ya que las imágenes parecían mostrar que el corredor había tomado la rotonda de una forma que se desviaba del itinerario señalizado.
Sin embargo, tras recibir y revisar distintas pruebas, incluyendo datos de Veloviewer, el libro de ruta y la información facilitada por el equipo, se ha podido comprobar que toda la información disponible indicaba que la rotonda en cuestión debía tomarse por el lugar elegido por el corredor del equipo Cofidis. De acuerdo con el artículo 1.2.064 del reglamento de la UCI, “Los corredores deberán estudiar con anticipación el recorrido”. En este caso, el corredor siguió correctamente el trazado previsto. Además, la ventaja obtenida por el corredor tras salir de la rotonda continuó aumentando hasta la línea de meta.
Se ha consultado igualmente con el organizador, quien ha confirmado que existía un error en la señalización de dicha rotonda. Por todo ello, el Colegio de Comisarios ha decidido anular su decisión inicial y validar el paso del corredor por la línea de meta».