

El Arenas Club ha comunicado con profunda tristeza el fallecimiento de Kali, quien dedicó más de 30 años de su vida al club, convirtiéndose en una figura clave tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Más que un empleado: un miembro de la familia
“Kali no era un empleado, era familia”, destaca el club en su nota oficial. Durante más de tres décadas, vistió los colores del Arenas con una entrega total, dejando huella en generaciones de jugadores y técnicos. Su labor discreta y eficaz, su sonrisa imborrable y su profesionalidad lo convirtieron en un pilar fundamental.
Un legado eterno
Para Kali, el Arenas Club no era solo un trabajo: era su casa y su vida. Siempre fue el primero en llegar y el último en irse. El club subraya que su legado no se mide en trofeos, sino en el cariño y respeto que supo ganarse entre quienes tuvieron la suerte de conocerle.
Un último adiós lleno de orgullo
El club recuerda con emoción cómo, en su último año, Kali celebró junto a toda la familia arenera el título de Campeones de Liga, un éxito que devolvió al Arenas a lo más alto. “Kali, con esa sonrisa franca que tanto te definía, viviste ese triunfo como un sueño cumplido”, señala la entidad.
El Arenas Club envía su más sentido pésame a la familia y amigos de Kali, destacando que su ejemplo de vida deja una huella imborrable. “Descansa en paz, Kali. Eternamente, uno de los nuestros”, concluye el emotivo comunicado.