

El desperdicio alimentario en Euskadi alcanza los 115 kilos de comida por persona y año, lo que supone un total de 244.000 toneladas. Aunque la cifra se sitúa por debajo de la media de la Unión Europea, que es de 132 kilos por persona, el Gobierno Vasco insiste en la necesidad de reducir estas pérdidas.
Llamamiento en el Día Internacional contra el desperdicio
La consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca, Amaia Barredo, ha participado en Bilbao en las Jornadas Gastroutopia, organizadas por Bisubi Fundazioa, coincidiendo con el Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos promovido por la ONU.
Barredo subrayó que, «al igual que Euskadi es referente internacional en gastronomía, debe serlo también en la concienciación contra el desperdicio». Además, recordó que el despilfarro de comida tiene un fuerte impacto social y medioambiental, especialmente en países con altos índices de pobreza.
Hogares y comercios, los que más desperdician
Según los datos del Departamento de Alimentación, los hogares vascos generan el 57% del desperdicio, mientras que el comercio aporta un 26%. En la Unión Europea, cada año se pierden más de 59 millones de toneladas de alimentos.
Barredo destacó que las campañas impulsadas por el Gobierno Vasco están empezando a dar resultados, con reducciones notables en comedores escolares, residencias, hospitales y empresas.
Campaña “La comida no se tira”
El pasado 30 de mayo se lanzó la campaña “La comida no se tira”, dirigida a los comedores colectivos de Euskadi. Con materiales divulgativos y talleres, la iniciativa busca concienciar tanto a trabajadores como a usuarios de la importancia de reducir los excedentes.
Durante este segundo semestre, la consejería trabaja con distintos sectores para incluir medidas que prevengan que alimentos aprovechables acaben desechados.
Educación y consumo responsable
Barredo recordó que “el planeta produce suficientes alimentos para todos, pero millones de personas sufren hambre y malnutrición”. Insistió en que muchos de los productos más nutritivos, como frutas, pescado o carnes frescas, son los que más se pierden por su alta perecibilidad.
Para combatirlo, apeló a la ciudadanía a optar por dietas saludables y sostenibles, comprar solo lo necesario, no rechazar frutas y hortalizas menos estéticas, conservar con cuidado los alimentos, leer bien los etiquetados y dar valor a las sobras. “Apoyar a los productores locales también es clave para reducir el desperdicio”, concluyó.