Sociedad
Hay fiestas populares que se recuerdan, y otras que se convierten en leyenda. En Mendata, el «día de los disfraces» se ha ganado un hueco en la historia festiva del municipio, pero hubo un año en particular que marcó un antes y un después: el de la famosa boda de la Lola.
Un desfile improvisado que acabó en el ‘Hola’
Todo comenzó como una propuesta informal entre vecinos. Sin guion, sin ensayo, sin escenografía profesional. Solo con muchas ganas de pasarlo bien, sentido del humor y un fuerte espíritu comunitario. La temática elegida para aquel desfile fue una boda… y el personaje central, la ya legendaria Lola Flores.
La gente se disfrazó con todo tipo de atuendos nupciales, se organizó una parodia de ceremonia y se recreó una celebración que acabó traspasando fronteras. Tanto fue el éxito que revistas como Hola, Lecturas y otras cabeceras del corazón se hicieron eco del evento.
Identidad, creatividad y sentido del humor
No hubo casting, pero sí talento. No hubo director escénico, pero sí una visión colectiva. Aquella jornada demostró que las mejores ideas surgen del pueblo cuando hay ganas de compartir y divertirse.
La boda de la Lola no fue solo un acto festivo. Fue una muestra del carácter de Mendata: espontáneo, acogedor, creativo y con una capacidad innata para reírse de sí mismo.
El día de los disfraces, una cita imprescindible
Cada año, la jornada dedicada a los disfraces se ha convertido en uno de los momentos más esperados de las fiestas de Mendata. Temáticas como las olimpiadas, deportes o personajes históricos dan rienda suelta a la imaginación vecinal.
Pero ningún año ha igualado al de aquella famosa boda. La Lola se casó, y Mendata entró en la historia de las mejores fiestas populares.
