El Portugalete pone punto final a su andadura en la Copa del Rey. Y lo hace con el honor y el orgullo de haber competido cara a cara a un equipo cuatro categorías por encima de la Tercera RFEF que lideran. El Deportivo Alavés se impuso gracias a su pegada y a la determinación de Carlos Vicente, el hombre del partido. Los cerca de 3.000 aficionados que acudieron a La Florida pudieron disfrutar de un duelo con alternativas desde el primer minuto y hasta el último. Hasta 14 disparos de un Portu penalizado por la falta de acierto que si tuvo el equipo de Coudet al que le valieron 8 tiros para marcar 3 goles.
El cuadro babazorro se adelantó cuando apenas se habían cumplido dos minutos de juego. Después de que Belar no encontrara portería en el primer acercamiento del Portu nada más empezar, Carlos Vicente fusiló a Ibon tras un despiste defensivo que dejó al atacante visitante sólo tras un balón largo. Un inicio que hacía presagiar un infierno para el equipo jarrillero. Nada más lejos de la realidad. Los de Egoitz Bilbao se rehicieron rápidamente del golpe inicial y empezaron a intimidar el área gasteiztarra. Con la electricidad de Gorka Crespo, los desmarques de Xabi Gómez y el buen hacer de los carriles con Alfaro y Recio, fueron llegando las ocasiones. Pero el poco acierto y Raúl Fernández evitaron la igualada.
Del penalti no pitado al segundo
En la segunda mitad, el Portugalete siguió con arriesgada apuesta de defensa adelantada y presión alta. Una intensidad de surtió efecto y siguió incomodando a un Alavés que, más allá de dos jugadas puntuales que solventó Ibon a las mil maravillas, apenas pisó área jarrillera. Precisamente en área, pero visitante, llegaría la acción polémica del partido. Álex Pérez recibió una patada en el área cuando se disponía a controlar el balón, pero el colegiado, lejos de señalar penalti, amonestó al 9 del Portu interpretando que se había tirado. Un error grosero de Muñiz Ruiz que marcaría lo que restaba de encuentro. Con parte de la grada aún sorprendida por lo visto, llegaría el segundo de los alaveses con un despeje de Tapiador que por mala fortuna se coló en su propia portería. Superado el 90, volcados, llegaría el tercero que no hizo justicia a lo visto sobre el verde.