El alcalde de Basauri, Asier Iragorri, ha desgranado las consecuencias económicas y sociales de los actos vandálicos que afectan al municipio. Según ha detallado, el Ayuntamiento ha tenido que destinar más de 82.000 euros durante el último año para reparar daños en infraestructuras y mobiliario urbano. Los ascensores y las rampas mecánicas son objeto de los estragos. Pero son elementos fundamentales para garantizar la accesibilidad en un municipio con orografía montañosa como Basauri: «Hemos tenido que gastar cerca de 12.000 euros en reparar ascensores que han sido atascados o vandalizados. Y más de 4.000 euros en arreglar vidrios y mamparas de las rampas mecánicas». Estas infraestructuras son cruciales para las personas mayores y aquellas con movilidad reducida, que ven interrumpida su rutina diaria por estos actos incívicos. Además de las rampas y ascensores, el vandalismo también afecta a los juegos infantiles, papeleras, contenedores y otras instalaciones municipales: «Nuestros niños y niñas encuentran columpios rotos y suelos destrozados, lo que también genera un impacto negativo en su bienestar».
Educación y responsabilidad
Asier Iragorri también ha abordado el problema desde una perspectiva educativa y social. Y ha señalado que los responsables de estos actos no siempre son personas jóvenes: «Nuestra policía local ha identificado a vándalos de todas las edades, desde menores de edad hasta adultos». Y ha hecho un llamamiento a la sociedad para que actúe con responsabilidad : «Hay que denunciar estas conductas. Pero también debemos reconocer que enfrentarse a los vándalos puede resultar complicado e incluso peligroso para los vecinos». El alcalde también ha reflexionado sobre la eficacia de las multas y las medidas legales y admite que «la normativa vigente limita la capacidad de actuar contra los infractores. Y en ocasiones se detiene a los responsables, pero al día siguiente están de nuevo en las calles».
Una lacra generalizada
Por último, Iragorri ha subrayado que estos actos vandálicos afectan a toda la comunidad y a muchos municipios de Bizkaia. Pero Basauri ha dado el paso para contabilizar el coste económico de estas gamberradas. «Y así denunciar también cómo estos actos dificultan el día a día de las personas que dependen de las infraestructuras municipales. Es importante que tomemos conciencia de que este dinero podría destinarse a mejoras para el municipio». Con Basauri como ejemplo de la problemática, el alcalde espera que esta situación sirva para concienciar a los responsables y prevenir futuros actos vandálicos en el municipio y en el resto de Bizkaia.
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