¿Cómo evangelizar en Twitter? Néstor Artola, Miembro de EKO-ACG, responde en el espacio «Evangelio 3.0».
Contenido en Twitter
Creo que unos de los rasgos más significativos de nuestro tiempo es que vivimos en una era de inmediatez. En un mundo donde las ideas se comparten en segundos y las opiniones viajan más rápido que nunca, plataformas como Twitter —hoy llamada X— se han convertido en auténticas plazas públicas digitales. Espacios donde todo el mundo habla, discute, comparte, ataca o defiende.
Y ahí, en medio del ruido, creo que los cristianos tenemos mucho que aportar. Podemos ser presencia de Evangelio, ser luz en medio del debate, ser palabra de vida en medio del conflicto.
En el evangelio de Mateo, Jesús nos dice: “Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas”. En el siglo XXI, una de esas azoteas. desde luego es Twitter.
Pero, ¿Cómo se evangeliza en Twitter? ¿Cómo hablar de Dios en un espacio tan polarizado, veloz y limitado a 280 caracteres?
A priori parece un mundo complicado, desde luego, pero podemos señalar diez claves para hacerlo con respeto, coherencia y autenticidad.
1. Evangelizar en Twitter no es predicar, es testimoniar.
Twitter no es una homilía. No es un púlpito clásico. Es un espacio de conversación. Por eso, más que sermonear, hay que testimoniar. Debemos realizar las publicaciones mostrando con sencillez quién eres, en qué crees y cómo vives tu fe. Un tuit con una palabra de esperanza puede hacer más que cien con tono de corrección.
Ejemplo: “Hoy no tengo fuerzas, pero confío en que Dios sí las tiene. Él me sostiene. #Fe #Esperanza”
2. Sé breve, pero profundo.
La limitación de caracteres no es una barrera, es una oportunidad para decir mucho con pocas palabras. En los evangelios nos encontramos muchos ejemplos en Jesús de esta técnica. Él decía mucho con pocas palabras: “Ven y sígueme”, “Tus pecados son perdonados”, “No temas”.
En Twitter, aprende a decir verdades esenciales con palabras sencillas. No necesitamos escribir grandes tratados teológicos, ni tesis doctorales, solo necesitamos hablar con el corazón y desde lo que vamos identificando como más importante en nuestras vidas.
3. Publica con ritmo y oración.
No se trata de llenar tu perfil de frases religiosas sin vida. Es decir, publicar por publicar no es el camino. Es mejor publicar menos pero que sea realmente significativo lo que escribes. Que sean publicaciones planificadas, con constancia, pensadas y oradas.
Por ejemplo, puedes planificar para publicar una o dos veces al día, o quizá cinco veces a la semana. Cada uno tiene que ver su disponibilidad.
Para ello, ora antes de publicar. Pregunta al Espíritu Santo qué palabra puede tocar a alguien hoy. A veces un versículo, una oración corta o una frase inspirada puede cambiar el día —o la vida— de una persona.
Ejemplo:
“Señor, en medio del ruido, enséñame a escuchar tu voz”.
#Oración #VidaCristiana”
4. No entres en guerras, entra en diálogo.
Desde luego que Twitter puede ser un campo de batalla. Pero los cristianos no estamos llamados a pelear, sino a anunciar. Evangelizar no es discutir, es proponer. Si alguien ataca tu fe, responde con serenidad. Si alguien hace una pregunta sincera, respóndela con verdad y amor.
Recuerda: Jesús nunca impuso. Acompañó, corrigió con ternura, y amó primero.
5. Usa hashtags con intención.
Los hashtags son puertas de entrada. Si usas etiquetas como #Fe, #Jesús, #Esperanza o #Cristiano, estás permitiendo que otros encuentren tu mensaje. Pero también puedes entrar en conversaciones con etiquetas de actualidad y, desde ahí, ofrecer un punto de vista cristiano, respetuoso y firme.
6. Muestra tu vida, no solo frases.
No tengas miedo de compartir lo que vives: una lectura que te ha tocado, una misa especial, un momento de oración, una experiencia de campamento, una reunión de confirmación, una situación en el trabajo… Lo personal conecta. Tu testimonio cotidiano vale mucho.
La gente no se convierte por ideas abstractas, sino por historias reales. La teoría no cambia vidas, el testimonio sí.
7. Comparte contenido que edifica.
Twitter permite compartir enlaces, imágenes, reflexiones de otros cristianos. Usa eso para ampliar tu voz. Retuitea mensajes que construyen, comparte recursos espirituales, y apoya a otros evangelizadores digitales. Somos cuerpo, no competencia.
Muchas veces me suelen decir que entrar en twitter es un horror, que es una guerra constante, y que han dejado de entrar. Nosotros decidimos a quién seguimos. Si hay cuentas que sólo crean crispación, odio y rechazo, no las sigas.
8. Cuidado con el tono
En Twitter, el tono lo es todo. Una frase puede sonar dura si no cuidas cómo la dices. Sé firme en tu fe, pero habla con humildad. Si corriges, hazlo con respeto. Si te equivocas, pide perdón. El mundo necesita ver que los cristianos no somos perfectos, pero sí auténticos. Nadie puede, de una manera convincente, hablar de la paz a gritos. Pues tampoco se puede evangelizar desde la incoherencia.
9. Crea comunidad, no solo seguidores.
Evangelizar no es tener miles de likes. Es acompañar. Si alguien te escribe en privado, respóndele. Si alguien pide oración, ora por él. Que tu cuenta no sea solo una vitrina, sino un puente. Haz de Twitter un lugar de encuentro, no de ego.
10. Confía en lo que no ves.
Muchos tuits que escribas no recibirán respuestas. Pero eso no significa que no hayan tocado a alguien. Como en el Evangelio, sembramos sin saber dónde caerá la semilla. Pero confiamos en que Dios la hará crecer.
Evangelizar en Twitter es sembrar esperanza con fe.
¿Qué comentario final harías a nuestra audiencia?
Como conclusión podemos decir que evangelizar en Twitter no requiere miles de seguidores, sino un corazón dispuesto. No necesitas saberlo todo, solo tener el deseo de que Cristo sea conocido.
Tu testimonio, tu palabra, tu oración pueden ser luz para alguien en medio del scroll infinito.
Jesús está también en Twitter, esperando que alguien lo anuncie, con 280 caracteres, con una palabra o con una actitud. Y ese alguien puedes ser tú.
Si alguno siente la llamada a estar presente en twitter en clave evangelizadora, que no tenga miedo y que se ponga a ello. Que no sea ingenuo pero tampoco miedoso. Seguro que Dios se vale de ese camino para sembrar su Palabra, para cambiar corazones y vidas, para fortalecer a quien lo necesita, para esperanzar en este contexto tan necesitado de personas que aporten luz, esperanza y paz.
Porque donde el mundo grita, el Evangelio puede susurrar vida.
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