

En medio de un contexto de conflicto como el de Palestina, a menudo solo se nos presentan noticias de violencia y desesperanza. Sin embargo, existen historias que, aunque surgen en escenarios difíciles, muestran la capacidad de la comunidad para generar iniciativas que promuevan el cambio. Este es el caso del primer equipo de baloncesto femenino formado en el campo de refugiados palestinos de Shatila, narrado por la periodista Txell Feixas en su libro Aliadas.
La iniciativa de un padre para proteger a su hija
La historia que se relata en Aliadas comenzó con una acción de protección de un padre, Maizdi, hacia su hija Razán, de 11 años. En el campo de refugiados de Shatila, marcado por la violencia y los matrimonios forzados, Maizdi decidió crear una cancha de baloncesto para su hija y sus amigas como una forma de alejarlas de los riesgos asociados con su entorno. La cancha, ubicada en una quinta planta del campo, no solo les permitió aprender a jugar, sino que también les ofreció un espacio seguro en el que podían compartir experiencias y formar una comunidad.
Un proyecto que perdura a lo largo de los años
Desde su creación, el equipo de baloncesto femenino ha mantenido su actividad durante más de diez años, sirviendo de modelo para otras iniciativas similares en la región. El proyecto, que comenzó de manera pequeña, ha tenido un impacto notable en las jóvenes participantes, quienes no solo han aprendido a jugar al baloncesto, sino que también han adquirido una mayor confianza en sí mismas y en sus capacidades.
Transformación de la comunidad
El impacto del proyecto no se limita únicamente a las niñas que participan en el equipo. Con el tiempo, la iniciativa ha conseguido cambiar la percepción de muchos padres que inicialmente se mostraban reticentes a permitir que sus hijas participaran. Algunos de ellos han llegado a apoyar activamente a sus hijas, incluso acompañándolas en sus viajes internacionales o celebrando sus logros deportivos. Este cambio en la actitud de los padres ha contribuido a modificar las dinámicas de género en la comunidad, cuestionando prácticas como el matrimonio infantil y promoviendo la autonomía de las mujeres jóvenes.
Una historia de cambio social a través del deporte
En Aliadas, Txell Feixas destaca cómo este proyecto, aunque comenzó con una idea simple, ha evolucionado hasta convertirse en una herramienta de empoderamiento que ha afectado no solo a las participantes, sino a toda la comunidad de Shatila. A través de la historia del equipo de baloncesto, Feixas subraya cómo el deporte puede servir como una vía para transformar la realidad social y cultural de las comunidades, especialmente en contextos de conflicto.
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