Cultura
De niña, en Harlem, cantaba y bailaba por las calles, Ella Fitzgerald quería ser bailarina. Cantó en la escuela y en el coro de su iglesia donde aprendió a tocar el piano. Criada en una familia desestructurada, pasó por el reformatorio, su vitalidad la llevó a debutar a los 17 años como cantante en el Harlem Apollo Theater de Nueva York, ganando el concurso “Amateur Night Shows”. A partir de entonces fue solicitada por orquestas y bandas en las que su gran y desgarbada figura no pasaba desapercibida. Con el tiempo trabajó con las más grandes figuras, llegando a ser considerada como la reina del jazz.