Concluida la temporada arraunlari, es momento de abrir el mercado, algo que afecta por igual a remeros y a entrenadores. Los clubes se afanan, desde que se bajó el telón de la competición, en diseñar el siguiente proyecto, y es el momento del baile de nombres. Tampoco descubriremos nada nuevo si añadimos que, para encontrar el origen de varios de esos movimientos, hay que recuperar varias hojas del calendario y echar la vista atrás. Los trabajos hechos con tiempo no presentan plenas garantías de éxito, es verdad, pero sí evitan esas malas consejeras que son siempre las prisas. Las próximas fechas serán, como siempre ha ocurrido, un continuo goteo de salidas y llegadas de nombres que iremos conociendo poco a poco. Y en el concreto caso de los preparadores, parece que este incipiente otoño nos va a dejar algunos relevos, con mayor o menor dosis de sorpresa. No es, desde luego, el caso de Jon Elortegi en relación a su salida de Urdaibai.
El ex remero de la Bou Bizkaia llegó a un club que tan bien conoce, y tras completar un gran ciclo como técnico de Deusto. Una labor que llamó la atención de los directivos del club bermeotarra y que provocaría su fichaje. El verano de 2020 supuso su puesta en escena, tras los meses de rigor en los que se trabaja sin la luz de los focos. Aún con todo, los planes, por más meticulosos y detallados que sean, no siempre salen bien. Y mucho nos tememos que en dicho apartado haya que encuadrar el paso de Txapas por la entidad de Bermeo, sobre todo en referencia al segundo y último año bajo su batuta.
Lo que pudo ser…. y no fue
Uno puede imaginarse sin excesiva dificultad lo que supuso para él ser reclamado por el club que tanto ha supuesto en su vida. «Lo tengo ahí, en el corazoncillo», admite sin ambages. Pero también es fácil ponerse en sus zapatos al ver que este verano, poco a poco, se iba abriendo la puerta de salida. Sobra decir que su responsabilidad está ahí, pero sólo presenta un porcentaje; el resto, sale a repartir. Y ahí entran la Directiva, los remeros, las lesiones o los rivales, que están para todo menos para ayudar. Es cierto: los rivales no entienden de perdonar debilidades ajenas. Pero esto, sin ir más lejos, es lo que ha ocurrido con la propia trainera bermeotarra no hace tanto tiempo: allá donde olía sangre, clavaba sus por entonces afilados colmillos. En cualquier caso, lo único cierto es que la Bou Bizkaia ha estado este curso muy lejos del nivel que se le presuponía.
La primera campaña se saldaría con dos trapos y un destacado tercer puesto final en la tabla. Sin embargo, este 2021 acaba con un desacostumbrado sexto lugar en la general y un deslustrado currículum que presenta una sola victoria (en la segunda jornada en A Coruña, que finalmente no implicó bandera). Un esquelético palmarés que nos retrotrae a tiempos muy pretéritos, antediluvianos casi. Una imagen sin duda desfigurada en comparación a la que esperaba y añora una afición acostumbrada de un tiempo a esta parte a estar en la cresta de la ola y a ganarlo todo. Ese lugar del que parecía imposible bajarles. Pero en el deporte, y en el remo, esto de pensar que el éxito es poco menos que eterno debería estar proscrito en el libreto de todos los protagonistas. Y también en el de todos aquellos que les rodean.
Nuevos horizontes y nuevos retos
Cuando las cosas no salen, lo mejor es buscar nuevos caminos. La Directiva, necesitada de cambiar la imprecisa brújula deportiva, y un entrenador necesitado de resetear y de reencontrarse, hallaron ese punto común que a ambos urgía antes de que fuera demasiado tarde. Y es, a partir de ahí, cuando surge para el técnico la opción de Zierbena. La salida de Juan Zunzunegui, de regreso a su Galicia natal, dejaba un hueco que el presidente galipo, José Luis Herrerías, y sus compañeros de Junta debían llenar. La misión no ha tardado en adjuntar la palabra «exitosa». Los movimientos no han sido numerosos pero sí certeros. Y cuando dos quieren encontrarse, y al igual que vemos que sucede en el caso contrario, hay siempre muchas posibilidades de que lo acaben haciendo.
Jon Elortegi se hace cargo de un bote que este verano ha conquistado tres banderas, para terminar en la quinta posición en la general. Y de nuevo ha estado entre el muy escaso ramillete de candidatas a la Concha, una bandera que se les sigue resistiendo. A buen seguro, volverá a estar en la hoja de ruta del club vizcaíno, con el firme propósito de inscribir su nombre por primera vez en tan reconocida cita. La gran etapa de Zunzunegui es ya pasado; desde hoy, Txapas toma el mando de una embarcación que busca nuevos retos y nuevos horizontes.
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A ver que tal se le da, ZUNZU a hecho un grandisimo trabajo, tambien hay que contar con que habra algunas bajas en la plantilla.Con todo le deseo la mayor de las suertes para que Zierbena se mantega arriba.