
La microbiota intestinal se ha consolidado como una aliada para la detección precoz del Alzheimer. Un equipo de las universidades Francisco de Vitoria, Complutense de Madrid y Europea de Madrid ha publicado un estudio pionero que sugiere que el perfil microbiótico podría identificar, de forma no invasiva, a personas con mayor riesgo. Lo hemos abordado en EgunON Magazine con el investigador Carlos Bresa, del Instituto de Investigaciones Biosanitarias de la Universidad Francisco de Vitoria.
Un vínculo entre APOE4 y la flora intestinal
El trabajo ha puesto el foco en la variante genética APOE4, uno de los principales factores de riesgo para desarrollar la enfermedad. Según Bresa, «la persona que tiene esta variante del gen tiene una microbiota diferente». El hallazgo abre una vía para explicar parte del puente entre genética y neurodegeneración: «Quizás la microbiota sea la causa también, o parte de ella, de cómo empieza una enfermedad».
De la genética al screening no invasivo
El grupo ha descrito una firma microbiótica asociada a APOE4 que ha permitido distinguir a quienes portan la variante. «Nosotros hemos intentado ver esta marca y ahora falta una muestra más grande para comprobar si podemos predecir a través de la microbiota si existe un mayor riesgo», explica. La propuesta se apoya en una simple muestra fecal, lo que abre la puerta a cribados accesibles: «La microbiota podría convertirse en una herramienta clave para detectar precozmente y de forma no invasiva el Alzheimer».
Prevención y dianas de intervención temprana
Bresa remarca que, a falta de cura, prevenir es la estrategia más eficaz: «Si ya sabemos que tenemos un riesgo más alto, en lugar de curar, mejor prevenir». El equipo ya ha puesto en marcha un proyecto mayor para evaluar intervenciones dietéticas capaces de ralentizar el avance de la enfermedad: «Somos científicos: hasta que no lo vemos y lo comprobamos, no lo sabemos decir».
Dieta y estilo de vida: qué sabemos hoy
Las pautas que han emergido con más consistencia apuntan a reducir carne roja y grasas de mala calidad fuera de etapas de crecimiento, y a priorizar actividad física moderada y constante. «Los atletas de élite suelen tener una microbiota complicada, no del todo sana», advierte, al tiempo que ha subrayado el valor de la dieta mediterránea rica en fruta y verdura fresca. También ha alertado sobre el posible impacto de microplásticos en el equilibrio intestinal.
¿Sirven los probióticos comerciales?
Ante la avalancha de productos, Bresa pide prudencia: «No vale de forma universal». Propone personalizar y acompañar los resultados con profesionales: «En algunos casos son buenos laboratorios, hacen buen trabajo y hace falta un buen nutricionista que sepa interpretar». El investigador recuerda que existe oferta para analizar la microbiota, pero que no todo es de fiar.
Un futuro de medicina personalizada
Aunque el gen APOE se puede tipar con una prueba muy sencilla, la firma microbiótica podría añadir contexto incluso en personas sin APOE4. La línea de investigación ha señalado que un perfil intestinal concreto podría relacionarse con mayor riesgo y, en consecuencia, con medidas preventivas más tempranas.
La investigación sigue en marcha
El equipo ha iniciado ensayos con dieta en personas con Alzheimer para verificar mejorías o ralentización. En paralelo, laboratorios ofrecen análisis de microbiota con resultados dispares, lo que reafirma la necesidad de criterios clínicos y nutricionales para interpretar cada caso.
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