
«La venganza busca restaurar la autoestima herida, pero raramente logra reparar el sufrimiento», ha afirmado el psicólogo Enrique Pallarés en su intervención en el programa EgunON Magazine.
El espacio ha estado dedicado a reflexionar sobre la venganza, una emoción profundamente humana, presente tanto en las relaciones personales como en los conflictos entre grupos y naciones.
Una justicia emocional que no repara el daño
«Muchas personas dicen que no buscan venganza, sino justicia», ha matizado Pallarés. «Pero incluso la justicia puede ser vista como una forma civilizada de venganza». Ha explicado que la venganza se basa en la ley del talión, en el ojo por ojo, «con la intención de equilibrar el daño recibido, aunque ese equilibrio casi nunca llegue a alcanzarse».
El sufrimiento no desaparece
«Aunque le devuelvas el daño al otro, el sufrimiento no se va», ha advertido el psicólogo. Para él, la venganza es un mecanismo que rara vez cumple su objetivo, y en muchas ocasiones «provoca más dolor en quien la ejecuta que en quien la recibe».
En este sentido, ha recordado la tragedia de Medea como una de las representaciones más brutales de venganza: «mata a sus propios hijos para que su exmarido sufra».
Una escalada que no termina nunca
La venganza, según Pallarés, suele convertirse en una escalada sin fin. «Alguien se venga de ti, tú te vengas de alguien… y no acaba nunca». El psicólogo ha señalado que esto sucede porque «quien ha recibido una ofensa tiende a agrandarla en su mente», lo que lleva a responder con una agresión desproporcionada.
Venganza fantaseada y sutil
No todas las venganzas se consuman. Muchas viven en la imaginación. «La mente también fantasea con la venganza, pero pocas veces se lleva a la práctica, sobre todo si el ofensor tiene un corpachón que impone», ha bromeado Pallarés. Y ha añadido que incluso el acto de «perdonar» puede esconder una forma sutil de venganza: «una forma de decir: yo soy mejor que tú».
Reconciliación y perdón como alternativa
Como contrapunto a la venganza, el psicólogo ha propuesto explorar la reconciliación. «Pero no es fácil», ha admitido. Para ello, es necesario «enfriar la ofensa» sin negarla, y recorrer un proceso hacia el perdón. «No se trata solo de decir ‘te perdono’, sino de vivir un proceso auténtico que permita liberarse del rencor».
Pallarés ha recordado que muchas personas prefieren vivir con el dolor antes que perdonar. «Hay quienes están consumidas por una venganza que nunca se ejecuta», ha lamentado.
Modelos sociales y venganza institucionalizada
En su intervención, también ha aludido a formas de venganza que están legitimadas socialmente, como ciertas ejecuciones en Estados Unidos, donde «los familiares de la víctima acuden a presenciar la muerte del ejecutado como si fuera un acto de justicia».
«Eso también es venganza, regulada por las leyes», ha sentenciado.
La naturaleza enseña otra cosa
Pallarés ha cerrado su intervención con una referencia poética a la obra El paraíso perdido, de John Milton: «a la tormenta atroz de la venganza le sigue la bonanza del perdón». Un mensaje que ha comparado con la tormenta de la noche anterior y la calma con la que ha amanecido el día del programa.
«Aprendamos de la naturaleza», ha dicho. «Que pueda haber tormentas, pero que también puedan venir días claros, sin daño ni rencor».
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