En Euskadi, bajo montes, antiguas canteras y campas aparentemente tranquilas, late una red de vertederos abandonados que sigue generando preocupación ambiental. El reciente caso del vertedero de Artxanda, con informes sobre riesgo de desplome y presencia de residuos hospitalarios, ha reabierto el debate sobre cómo se está gestionando realmente la herencia de décadas de basura industrial y urbana.
Más de 1.500 vertederos en el catálogo vasco
Desde Ekologistak Martxan Euskal Herria han puesto el foco en una realidad que, según denuncian, sigue sin abordarse con la seriedad necesaria. Javier Vázquez, coordinador del proyecto sobre vertederos, ha resumido la situación con una frase contundente: «La realidad es el abandono».
Vázquez recuerda que el Catálogo de suelos que han tenido actividades potencialmente contaminantes, impulsado por el primer Gobierno vasco, ya ha identificado 1.562 vertederos en la Comunidad Autónoma Vasca. En esa lista aparecen 258 enclaves en Araba, 451 en Gipuzkoa y 616 en Bizkaia, además de 273 emplazamientos sobre los que ni siquiera se dispone de información detallada.
Para el colectivo ecologista, este vacío de datos es parte del problema. Subrayan que muchos de estos puntos han estado activos durante décadas y que siguen almacenando residuos en condiciones que no siempre cumplen la normativa.
Lindano y residuos peligrosos: una herencia envenenada
Más allá de las cifras, lo que preocupa es el contenido de esos vertederos. Muchos han acumulado residuos que no les corresponden o que han quedado mezclados con sustancias peligrosas. Uno de los nombres que se repite es el del lindano, un pesticida histórico cuya presencia en antiguos depósitos sigue generando riesgos.
Según explica Vázquez, cuando el suelo está contaminado y la lluvia cae sobre estos vertidos, los compuestos tóxicos se filtran hacia acuíferos, ríos y ría. Esta contaminación difusa se ha convertido en uno de los focos más importantes que impiden alcanzar la buena calidad química de las aguas.
El caso de Archanda, donde se han identificado residuos hospitalarios junto a otros materiales, se ha convertido en un símbolo de esa herencia compleja. Para los ecologistas, se trata de «una herencia envenenada y maldita» que sigue condicionando la salud ambiental del territorio.
Europa lleva a España ante los tribunales por los vertederos
La inacción no se queda en el plano local. La Comisión Europea ha abierto un procedimiento contra España por el incumplimiento reiterado de las obligaciones en materia de vertederos abandonados. Ese expediente ha acabado camino del Tribunal Europeo, y las comunidades autónomas señaladas, entre ellas la vasca, están en el punto de mira.
Vázquez recuerda que todos los vertederos que ya no están en uso deberían haber quedado clausurados y sellados desde 2008, tal y como marca la normativa europea. Además, la buena calidad química de las aguas superficiales y subterráneas se tendría que haber alcanzado en 2015.
Sin embargo, los ecologistas denuncian que «vivimos de prórrogas» y que aún se escucha el argumento de que no se conoce el origen exacto de la contaminación. A su juicio, esa explicación no se sostiene, porque muchos de los focos están perfectamente localizados en estos depósitos históricos.
Vertido cero y economía circular: del discurso a los hechos
Mientras tanto, el discurso oficial habla de economía circular, de vertido cero y de residuos convertidos en recursos. Vázquez admite que ese es el horizonte deseable, pero insiste en que «hay que pasar del discurso a los hechos».
El coordinador del proyecto sostiene que cada ciudadanía tiene su parte de responsabilidad, reduciendo el consumo superfluo, evitando envases excesivos y separando correctamente los residuos. Pero también recalca que «la responsabilidad recae directamente sobre la administración», que debe ordenar y mejorar el sistema de gestión.
Para Ecologistas en Marcha Euskal Herria, no se puede hablar de futuro sin mirar al pasado. Vázquez lo resume así: «No se puede afrontar el futuro ni atender el presente si no se gestiona el pasado». Ese pasado, en forma de vertederos antiguos, sigue emitiendo contaminación de manera silenciosa y continuada.
Una herramienta para mapear el problema y exigir soluciones
Ante este escenario, el colectivo ecologista ha desarrollado una herramienta propia para recopilar y ordenar la información disponible sobre los vertederos abandonados en Euskadi. Esta plataforma, que se presenta esta semana, pretende ofrecer una fotografía lo más precisa posible de cada emplazamiento: ubicación, tipo de residuos, estado actual y riesgos asociados.
Vázquez explica que llevan años manteniendo reuniones con los grupos parlamentarios, con la Comisión de Medio Ambiente y con diferentes administraciones, pidiendo que se tomen medidas concretas. Relata que «son todo buenísimas palabras, pero luego nadie afronta la acción».
La herramienta que ahora sale a la luz quiere servir de apoyo técnico y de palanca para que las instituciones coordinen esfuerzos y asuman sus competencias. El objetivo es que ese mapa de vertederos no se quede en un listado, sino que marque el punto de partida para sellar, caracterizar y restaurar los espacios que siguen contaminando el territorio y las aguas de Euskadi.
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